Capítulo 41: Sueños.

628 57 1
                                    

Estaba desesperada, necesitaba saber algo de Harry. Harta de seguir esperando decidí salir e ir a buscarle.

Cuando llegué al bosque, escuché cómo Voldemort pronunciaba aquella maldición que había escuchado una hora antes. Pude ver cómo Harry caía al suelo, muerto. Prefería haber llegado treinta segundos más tarde. No pude reprimir un dolor que sentía en mi corazón. Caí al suelo con mis manos apretando mi pecho. Sentía que me moría. Mis pulmones intentaban absorber aire, pero no lo conseguían. Esto estaba llegando a su fin. Sentía que era el final. Mi final. Entonces lo vi. Era Dumbledore. Ya no estábamos en el bosque. No sabía muy bien donde estábamos, pero me resultaba familiar. Dumbledore se acercó a mí y me ayudó a levantarme.

"¿Dónde estoy?" pregunté rogando no estar muerta.

" No lo sé. Dímelo tú." dijo señalándome unos columpios.

"Se parece al parque al que iba de pequeña con mis padres, pero es imposible."

"Nada es imposible." dijo riendo.

"¿Por qué estoy aquí? ¿Estoy muerta?" pregunté temiéndome lo peor.

"No. Por lo menos aún no. Eso lo decides tú."

"¿Cómo?"

"Tienes que enfrentarte a tu mayor temor para poder volver. ¿Ves esa puerta?" dijo señalando mi derecha.

"Sí. ¿Para qué es?"

"Ahí se esconde tu mayor temor. Si quieres volver con tus amigos, deberás enfrentarte a él. Se acabarán tus miedos si lo haces. Será una segunda oportunidad."

"¿Me estás diciendo, que ahí dentro está...?" dije asustada.

"Sí." contestó sin más. "Pero recuerda, no estás sola. Si de verdad lo deseas, no tienes por qué estar sola."

Dicho eso, Dumbledore desapareció. Yo me quedé frente a la puerta, dudando si entrar o quedarme aquí. Me decidí por la primera opción.

Cuando abrí la puerta, no veía nada, estaba todo oscuro. Entonces, la puerta se cerró tras de mí y una luz se encendió dándome directamente en los ojos, cegándome por unos segundos. Cuando pude volver a ver bien, lo vi. Estaba sentado, sonriendo como siempre. Solo me miraba, no se movió. Yo me acerqué lentamente a él diciéndome para mis adentros que esto solo era mi imaginación. Pero eso no me tranquilizaba.

Entonces se levantó, avanzó hasta mí y paró justo delante. Empezó a dar vueltas a mí alrededor, observándome como si estudiara mi cuerpo.

"Ahora estás sola." dijo haciendo que me asustara. "Eres mía, solo mía."

Entonces me rodeó con sus brazos y besó mi cuello mientras sus manos acariciaban mi espalda.

"No estoy sola." dije repitiéndolo en mi cabeza.

Cerré mis ojos y deseé con todas mis fuerzas que todo esto solo fuera una pesadilla. Cuando los volví a abrir, vi a lo lejos a mis padres. Susan y Charlie, a su lado estaba Severus, sonriéndome.

"Puedes hacerlo." me dijo mi madre.

"No estás sola, Silvia." prosiguió Charlie.

"Hazlo Silvia. No dejes que lo haga de nuevo." rogó mi padre. "Eres fuerte. Hazlo."

Entonces lo hice. Recuperé mi fuerza y empujé a Lucius. Saqué mi varita y le lancé aquella maldición. Lo había hecho. Lo había conseguido. Lo había matado.

Vi una luz al lado de mis padres. Quise ir a abrazarlos e ir con ellos, pero sabía que significaba eso. No había matado a Lucius para ahora morirme. A la izquierda de Severus, había otra puerta. Se oían muchos gritos. No sabía que había detrás de ella, pero era mi única salida. Me acerqué a ella y Severus cogió mi mano.

"No tienes que hacerlo sola." dijo sonriendo

La hija de Severus Snape.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora