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Se limpia las lágrimas que caían de manera constante, su mano ya esta completamente mojada al igual que la manga de su pijama.

Corre pisando descalzo algunas hojas mojadas por el sereno, cae sobre un charco mojándose completo y levantándose con los ojos mas aguados que antes. Llorando y sentándose sobre las raíces gruesas del árbol mas cercano y el mas grande.

Apoya su frente sobre sus rodillas dobladas, estando en una posición fetal. Se limpia las lágrimas como puede y ensuciando su carita porque su pijama no esta limpio y seco, esta mojado y lleno de barro.

El canto del Búho le avisa y él se da cuenta que no esta cerca de casa, la oscura noche y el oscuro bosque ahora le da mas miedo que desde el principio donde fue su primer opción de huida.

Se apoya mas a la fría madera de aquel viejo árbol gigantesco, dejando caer libremente sus lágrimas pero ahora de una manera silenciosa.

Tiembla porque ahora tiene frío y miedo, y ahora se culpa o mejor culpa a su padre por estar ahí. Y prefiere estar ahí en medio del bosque que recibir el cinturón sobre su cuerpo y seguir escuchando la brutal pelea de sus progenitores, los gritos de ambos que parece que cada día son peores.

Aunque este temblando de miedo prefiere quedarse ahí porque ya no aguanta el llanto de su madre casi todos los días, verla con el ojo negro y nuevos moretones sobre ese cuerpo. Tampoco ya no soporta a su padre que cada noche aparece con labiales sobre su cuello y rostro, perfume diferente a la que usa su mamá.

No quiere mas oír a los dos porque su mamá a veces se ahoga en alcohol y se olvida de que tiene un hijo que debe cuidar y dar de comer, su padre a veces no vuelve a casa durante días y él huye a los brazos de su abuela cuando puede pero cuando su padre vuelve él debía volver porque no quiere que la lastime a su abuela.

Se abraza a si mismo volviendo a llorar porque se perdió en lo mas oscuro del bosque, llora porque tampoco quiere volver y lo único en quien piensa es en su abuela, pero esta tan perdido en esa oscuridad verde que con sus diez años de edad piensa que va a morir.

Sus pies se hunden en el barro y él levanta la cabeza mirando el cielo nocturno y las miles de estrella de esa noche, piensa que tal vez sea la última vez que mire las estrellas que ahora se veían increíblemente brillantes y en grandes cantidades.

El viento sopla y el se vuelve abrazar porque esta mojado, sucio y perdido. Tiene frío. Se levanta desde donde esta y trata de mirar a su alrededor para recordar de donde vino, pero nada. No recuerda, el bosque se ve infinito de un lado a otro. Ni siquiera una pizca de luz de las calles o de una casa cercana, nada.

Nuevamente empieza a caminar intentando estar un poco cerca de un lugar urbano, pero sin saber se entierra en lo mas profundo del bosque. Y otra vez empieza a llorar, porque algo tras suyo se mueve y él acelera el paso tratando de que se su imaginación.

Su respiración se acelera, su corazón late a una velocidad increíble, la garganta se le seca pero no se detiene. Pero no sabe en que momento empezó a correr al igual que esos ruidos que no vienen de él, como los pasos que le siguen y como ahora el chapoteo de un charco que él nunca piso.

Se tropieza con una roca que no vio, cayendo de lleno sobre el barro, el pasto y las hojas que había ahí gracias a los arboles, y unas ramas que logró lastimarlo aunque tuviera el pijama puesto.

— ¿Estas bien?

Sienten un escalofrío recorrer su espalda y erizandole la piel. Desde el suelo trata de girar con valentía su rostro, porque no puede pero al menos quiere saber en manos de quien va a morir.

Las lágrimas salían y no las sentía, el miedo se apodero de él porque incluso esta temblando y no de frío. Sus ojos gatunos están hinchados por las miles de lágrimas que libero esa noche tan larga.

Mil nochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora