II

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La noche se hacia cada vez mas fresca, y Ki Bum cada vez tenia mas frío. No importaba si Jong Hyun hacia una fogata grande para darle calor, aun así el menor temblaba, apresar de estar muy abrigado y con mas de una manta cubriéndolo.

A veces los temblores se iban cuando el mayor iba hacia él, robando su espacio y poniéndose entre medio de las mantas, cubriéndose con el menor y abrazarlo para darle su calor.

— Cada año el frío empeora.

Porque recuerda que sus momentos de infancia con el menor las noches de invierno no eran tan así, pero solamente se veían minutos porque Jong Hyun no permitía que Ki Bum sufriera un resfriado o una pulmonía, porque Jong Hyun no quería y hacia lo posible para poder echarlo del bosque y hacerle volver a la casa.

— Estoy bien. — dice Ki Bum, abrazándose al moreno que, con su cara de seriedad, apoyaba su mejilla de la cabellera rubia fría,— eres calentito.

— Deberías volver, Bumcito.—  porque Ki Bum es friolento, haga frío o calor. Y a pesar de no quejarse en ese abrazo que tanto le gusta. No puede cubrir todo ese pequeño cuerpo con sus brazos. — Creo que, no podremos vernos cuando caiga nieve.

El menor niega, abrazándose mas a él apoyando la mejilla con aquel torso cubierto de ropa. No tanta ropa como la que él tenia puesto.

— No quiero.

— Debes querer, no me lo perdonare nunca si te enfermas. Ya sabes que paso la última vez, no volverá a suceder.

El menor suspira y mientras sus ojos se fijan en aquella fogata que Jong Hyun preparó. No quería volver a enfermarse como aquella vez, estuvo semanas sin volverlo a ver, semanas sin energías para poder despertarse en las noches y escapar desde la ventana y huir al bosque.

— Jjong.

— Que, Bumcito.

— ¿Quieres ir a mi casa?

Porque ahora sí, esta solo. Porque la abuela ya se fue al otro mundo hace muchos años atrás, como también su madre que se fue hace algunos meses, gracias a la negligencia de su padre en negarle el hospital y los medicamentos. A pesar de que Jong Hyun lo apoyó, dándole aquellos medicamentos que necesitaba, no bastaron, porque ella necesitaba ir al hospital y Ki Bum tenia tanto miedo a lo que su padre podía hacerle a los dos que, por miedo, no lo hizo.

Y ahora él es el único que convive con una pesadilla.

— No... Bum, tu padre.

— Él nunca está, solamente aparece para comer, bañarse y verificar si la casa esta limpia, luego se va.

— Bum, no quiero causarte problemas.

— No lo harás, él no estará en casa. Creerme.

*

Desde hace un tiempo Jong Hyun entraba como un Ninja a la habitación de Ki Bum, este lo recibía con comida caliente mientras los dos se apegaban un poco a la calefacción. Estar en esa habitación era muchísimo mejor que estar ahí afuera, y ver los primeros copos de nieve desde la ventana con el mayor a su lado era lo mejor.

No hacían tanto ruido a pesar de ser solo ellos dos en esa inmensa casa, en esa gran habitación, si hablaban eran en un susurro.

A Jong Hyun le gustaba como Ki Bum cocinaba, la sopa, los espaguetis, la carne, todo. Ki Bum era como un chef profesional sin que se de cuenta.

A medida que el tiempo pasaba, Jong Hyun concurría cada vez mas temprano, porque la noche llegaba mucho antes y en las madrugadas cada vez eran mas crueles y frías.

Mil nochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora