XV

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No había experimentado esta sensación antes, tampoco había ese alguien especial a su lado que todos llaman pareja. Era y es tan primerizo en todo que cada sensación es nueva, cada cosquilleo, sus mejillas tomando color por solo una sencillez tan diminuta, suspirando a cada momento cuando esperaba ansioso frente al reloj de pared la hora puntual que JongHyun le decía.

Le gustaba esa puntualidad departe del mayor, también le gustaba a los lugares donde lo llevaba y aunque sabía que el molesto ruido de cuidad le es algo demasiado complicado JongHyun se lo tomaba con calma y con amabilidad pedía ir a un lugar más tranquilo y relajado.

Lo único complicado era llenar el estomago sin fondo del moreno, que siempre tenía hambre después de pedir dos platos más, o como la vez pasada que dos cajas de pizza solamente para él no bastaban.

Aunque eso mucho no le importaba al rubio quien lo miraba y sonreía porque aun seguía sin creer como alguien como lo sería JongHyun podía comer de todo y sin culpa alguna, mas aun cuando no podía subir de peso con facilidad, no como él que después de comer tres porciones se sentía mucho más que lleno y después viendo como la balanza le enseñaba un kilo de mas.

La experiencia de tomarse de las manos mientras caminaban en un lugar público hacia cosquilleos en su estomago, los pequeños toques de sus labios en el cine, en el auto o en la plaza cuando nadie los miraba, cuando a veces JongHyun lo tomaba de la cadera y tocaba su pierna.

JongHyun había decidió tratar de borrar y hacerle olvidar el mal paso que había hecho, aunque se sabía que eso era imposible. Los pasos lentos que ambos decidieron hacer en esta relación con respectó a besos y toques suaves, como también el hecho de no dormir juntos y ni siquiera convivir.

Y ahora en la simple visita que JongHyun decidió hacer a última hora cuando ni si quiera KiBun había cocinado y ni si quiera estaba bien arreglado porque hace solamente diez minutos había llegado a su casa y lo único que quería era sacarte la ropa y ponerse la más cómoda.

Se había cansado de mirar su ropero y la mas de mil ropas que cayó sobre él, se había cansado de acomodar y doblar las mil y una prendas que parecía no tener fin porque ya sabía que era lo que iba a suceder después, porque esa prolijidad en el ropero iba a desaparecer en tan solo cuestión de días.

—Tienes que aprender a cerrar puertas y ventanas, ya te lo había dicho TaeMin.

Su cuerpo dio un brinco, su corazón empezó a latir desesperado y su ceño se frunció fulminando con la mirada a un moreno que permanecía ahí, en el marco de la puerta con los brazos cruzados.

— ¿Podes ser como una persona normal y tocar la puerta? por favor.

—Sabes que ni si quiera soy una persona, mucho menos alguien normal.

Dijo JongHyun con serenidad acortando la distancia entre ellos para dejar que sus labios toquen la mejilla del rubio que aun permanecía con el ceño fruncido y con ganas de no ceder.

La mano del mayor pasó sobre la cintura de su pareja tomando y empujando dejando que el cuerpo quede pegado al suyo, mientras otro beso mas llegaba pero siendo más cercano a sus labios.

— Promete que cerrarás puertas y ventanas.

Aun insistía en lo mismo porque no es la primera que pasa porque de la misma manera TaeMin había entrado a esa casa y eso es algo que JongHyun no quiere, porque tal vez la próxima persona que entre ahí no será para bien. Y JongHyun no se perdonaría si algo malo le llegase a pasar a KiBum.

El de ojos gatunos asiente suspirando y dejando que el siguiente beso llegara a sus labios, una semana sin verlo y de verdad que la palabra "te extrañe" quería salir de su boca.

Mil nochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora