XVII

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No podía verlo en ese estado, viendo como las mujeres se movían de un lado a otro mientras el permanecía en una esquina con los ojos llorosos aferrándose a su cabellera queriendo lastimarse mas. 

Desde ese punto podía oír todo lo que, por su culpa, el cuerpo de KiBum reacciona gracias al apareamiento y la mordida que le había hecho creando un lazo entre ambos, y ahora es el humano quien sufre las consecuencias. 

Fuerte cierra sus ojos, pero era inútil porque podía  oír los latidos acelerados del menor, esa respiración agitada y desesperada, los jadeos del rubio, las pisadas de las enfermeras que rodeaba el cuerpo frágil sobre la cama y los del Alpha deteniéndose justo enfrente de él. 

— Abuela — solloza JongHyun mientras aun mantenía sus ojos cerrado, la cabeza gacha y sus manos fuertemente aferrados a su cabellera arriba de la nuca — Por favor... 

La anciana mas alta que él solo hizo un ligero movimiento de cabeza, mirando con desprecio a su nieto y volteando para mirar al simple humano quien seguramente le quedaría días de vida. Hace un ademán y la joven mujer de vestimenta de punta en blanco toma una bandeja. 

—Stultus — pronuncio con su voz la anciana mujer una vez que la joven enfermera estaba detrás suyo. 

JongHyun sabía que lo llamaba a él, ese apodo su abuela lo pronunciaba solamente cuando se refería a su padre y ahora era el momento de ser él el dueño de ese apodo menos deseado. 

Salieron de la habitación dejando que las demás mujeres de blanco estén a cargo de KiBum. con el nudo en su garganta JongHyun siguió los pasos de su abuela a su lado izquierdo limpiando sus lágrimas que no paraban de salir, sus mejillas completamente mojadas con sabor salado.

El rechinido de la puerta se oyó cuando un guardia abrió la puerta apenas vio a al Alpha, su larga cabellera lacia y blanca llegando mas abajo de la cintura madura, su vestido largo y negro con que cubría todo el cuerpo llegando a sobrar tela en el suelo que se arrastraba a cada paso, las mangas largas y anchas dejando que apenas se vean los dedos arrugados y las largas uñas amarillentas. 

Entraron al cuarto, sin siquiera hablar señalo con sus ojos el sillón que JongHyun no dudo en ir a sentarse, a su lado una mesa alta de metal y la mujer de blanco llevando la bandeja con lo necesario para la extracción de sangre.  El moreno puso su brazo, dejo que la aguja entrara a su cuerpo, cerraba su puño y lo abría para que sea fácil la extracción dejando que la sangre fluya en el catéter y llenara la bolsa. 

La anciana no decía nada, permaneció en silencio hasta que la transfusión termino. El Alpha espero el momento hasta que la enfermera blanca se fue dejándolos solos, fue ahí cuando no dudo en ponerse de pie enfrente de JongHyun que solamente se levanto del sillón y espero a que llegara el golpe. 

— Stultus — volvió a repetir la mujer sabía.

— Abuela, por favor. — le rogó JongHyun para que no vuelva a insultarlo. 

— Hice todo lo posible para que único nieto no se muera, para que vos no te mueras ¿Y así es como me pagas? 

No quería enfrentar la mirada filosa de el Alpha, de su abuela. Su madre y su padre soportaban mucho la manera en que ella cada día los humillaba, las pocas veces en los que los cuatro permanecieron en un mismo lugar y en la manera en la que la anciana trataba a su madre y a su padre. JongHyun siempre supo desde siempre el desagrado que el Alpha  le tenia a su padre, llamándolo de diferentes maneras bizarras e humillantes. Por una razón nunca su madre la visito mas de una o dos veces al año. 

— Rogando, pidiendo que por favor esa lacra no se muera. 

Y eso basto para que el rostro del moreno se desfigure, mostrando sus colmillos cuando su nariz se arrugo al igual que su ceño. Mientras la anciana simplemente no se veía afectada por la deformidad del rostro de su nieto, ni se inmuta cuando el gruñido del animal sale del interior del joven.

Mil nochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora