IV

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Siente pesadez, siente que todo de él pesa, un simple movimiento y lo hacían quejarse entre sueños, un ligero roce y un simple y sencillo ruido lo hizo despertar de abrupto. Fue de golpe cuando sus ojos se abrieron, no podía ni siquiera ver con claridad a su alrededor, estaba todo más que nublado, varios parpadeos pesados, mas los ojos los sentía secos, el párpado pesado y el sabor en su boca amargo, la garganta le dolía, las piernas no las sentía.

Se movió de costado para poder apoyar en su codo todo su peso pero no le fue posible, un dolor agudo y expansivo por todo su abdomen lo hicieron volver recostar boca arriba, respira profundo por medio de la boca saliendo de su boca unos quejidos mientras fruncía el ceño y la nariz. Le dolía hasta respirar.

Lo único que puede mover de su cuerpo son sus brazos y con sumo cuidado y lentitud, sus manos fueron a su pecho tratando de calmar aquel dolor de sólo respirar, con los ojos cerrados trata de calmarse porque ahora cada parte de su cuerpo dolía, ahora mas despabilado siente cada dolor en cada parte de su cuerpo.

Oye algunos pasos, un trintineo de algo que no sabe de que, no quiere abrir sus ojos, tampoco quiere mantenerlos cerrados porque su corazón ya comenzó a latir y a su lado izquierdo de la cama ese alguien se sentó.

—Bumcito.

Oh, esa voz. Oh, dios.

Con el cuerpo ya más calmado abre sus ojos de golpe. JongHyun está ahí, JongHyun está a su lado con la misma sonrisa cerrada que tiene él cuando lo ve todas las noches, la misma sonrisa cuando lo encuentra en su habitación con el pie atorado a la ventana o con el pliegue del pantalón agarrado a un clavo salido, era él JongHyun a su lado tocándole las mejillas con el dorso de la mano comprobando si hay fiebre, tocando su frente y cuello.

De sus labios no sale ni una palabra pero en unos movimientos sus manos se agarran al suéter del ajeno, ejerciendo leve fuerza hacia él. Sintiendo sus ojos aguados, en la garganta el peor dolor porque ahora ahí dentro hay un nudo formándose. De la boca sale un sollozo que JongHyun quiere callar pero no puede, porque aún acostado siente dolor todo su cuerpo pero no le importa porque lo extraño demasiado.

—Shh, ya tranquilo. No llores, Bumcito.

Quiere levantarse de golpe pero el moreno lo detiene volviendo a acostarlo en la cama y es él quien a su lado se acuesta, poniendo su brazo detrás del cuello de este y tratando de abrazarlo como puede sin lastimarlo. Detrás de su oído escucha como los sollozos se intensifican, como aquel agarre de su suéter aun sigue y en esas manos vendadas ejercen demasiada fuerza.

—No llores, prometo no irme de nuevo. Lo prometo.

El menor asiente sin decir una palabra, llorando a más no poder en el hombro del mayor, temblando bajo su cuerpo, aferrándose a él.

***

Con la ayuda de su mayor y varias almohadas detrás de su espalda KiBum está sentado, con una bandeja en sus piernas y el desayuno a pesar de ser más de las dos de la tarde.

JongHyun estaba aún a su lado robándole pequeños pedazos, del dulce desayuno tardero. El menor mastica a lentitud y el moreno se divertida haciéndole el avioncito.

— ¿Todavía te duele algo?

Porque costo poder calmar al menor que lloraba y se quejaba incluso de poder respirar, que no podía ni siquiera mover sus piernas adormecidas, ni siquiera los pies lastimados. La cabeza le empezaba a doler y el menor volvía a llorar del dolor de cabeza.

—El remedio de la abuela funcionó.

—También los medicamentos, Bum.

El menor asiente sonriendo leve, bajando el tenedor, queriendo agarra la taza de té que JongHyun no duda en tomarlo en sus manos y de ella hacerle beber.

Mil nochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora