KiBum se despertó encontrándose solo en la habitación, no se le hacía extraño por el hecho de saber que el lobo de JongHyun había despertado, pero eso el moreno se había ido temprano a su hogar (en las lejanías del bosque) para mantener la paz y tranquilidad que en la casa del rubio no había. Y no era por qué KiBum sea alguien ruidoso, sino por estar viviendo cerca del la gran y ruidosa ciudad.
Suspiro mientras se estiraba en la cama y hacía un poco de fiaca al levantarse, su cuerpo ya no dolía y podía decirse que se sentía frío sin el calor corporal ajeno, porque sí, era su manera de decir que lo extraña.
Al ir al baño y verse desnudo frente al espejo mira desde el reflejo la marca de aquella vez, imborrable en su memoria y en su piel. Despacio y lentamente con las yemas de sus dedos se toca, sintiendo como su piel se hunde y vuelve a subir, ya no le dolía y tampoco lo odiaba, aunque tuvo muchísimas razones para hacerlo.
Aunque no le guste tenerlo, aunque no le guste como su cuerpo ya está marcado KiBum piensa que es la única marca de JongHyun, porque en su vida ya no tendrá golpes, no tendrá malos tratos, no tendrá gritos, ni muchos menos autolesiones.
Es la última marca de dolor y sufrimiento.
*
Ya más despierto y levantado, KiBum iba a preparar su desayuno a las once de la mañana, ese día no era su día laboral y a él le pareció espectacular dormir hasta tarde viendo vídeos desde su celular mientras su novio dormía abrazado a él. Y decir la palabra novio y pensar en JongHyun todavía se le hacía algo raro y cosquilloso en la parte de su vientre.
Con una sonrisa en su rostro preparó su té dejándolo sobre la mesa de la cocina y antes que pudiera caminar hacia la heladera, agarrar aquel pedazo de pastel que JongHyun le supo regalar el día anterior el timbre de la casa sonó.
Extrañado ante la situación porque no esperaba a nadie y no pensaba que sea el moreno porque él en estos momentos estaría trabajando. Con su pijama aún puesto y con los pies descalzos KiBum va hacia la puerta principal donde y desde la pantalla puede observar un cuerpo femenino muy conocido por él.
Eun Kyung, su suegra, del otro lado de la puerta. De golpe los nervios invadieron su cuerpo, se sentía tan avergonzado por la vestimenta desprolija, la casa sin acomodar y mucho más aún su cara de dormido, pero no podía dejarla ahí esperando mientras él se arreglaba. Entonces se armó de valor y le abrió la puerta mostrando su pinta de recién levantado.
—Oh, Ki Bum. — la voz suave de la suegra no le hacía quitar aquellos nervios.
El humano no sabia que hacer, sus manos comenzaron a sudar, hasta incluso podía sentir el loco palpitar de su corazón y el rubio temía mucho que ella pueda oírlo tal como lo hace JongHyun.
La sonrisa que Eun Kyung le regalo a KiBum no pudo calmarlo, porque incluso eso llegó a empeorarlo porque el quiso hacer lo mismo, sonreír de manera natural tal y como ella lo hace.
— Debes calmarte, no te haré nada. Solo vine charlar de pequeños asuntos con respecto a nosotros.
KiBum la dejó pasar cerrando tras de ella la puerta con cuidado.
— Lamento mi comportamiento. Admito que me ha dejado sin palabras ésta visita.
—No te preocupes solo respira hondo y relájate. Desde el otro lado de la puerta podía olerte y oírte. — El rubio inhalo y exhalo, sintiendo que nada hacía efecto en su sistema, empeorando aún que la suegra estaba afirmando que podía oír su loco palpitar.

ESTÁS LEYENDO
Mil noches
FanfictionNo te pierdas, no tengas miedo, no llores yo no soy tu pesadilla. Huyendo sin saber donde ir se perdió en lo mas profundo del bosque y desde ahí su vida ya no sera la misma. *** JONGKEY