Mil noches

XII

Parte I

No era la persona que esperaba encontrar, porque ese ladrón tan torpe que solamente se aferra a su almohada cubriendo el rostro le hace dudar muchísimo si es un ladrón o no. Y podría haber esa probabilidad de que sea un ladrón primerizo y de poca inteligencia.

—Oh, KiBum. — Suspira el ladrón aun con la cara pegada en la almohada. —Tienes un olor tan adictivo.

El rubio se tiesa, porque ese alguien ahí no es alguien quien él conozca o que llego a conocer, ese rostro juvenil que recién ahora se deja ver es alguien que jamás en su vida conoció. Pero parece ser que ese rostro juvenil si lo conoce a él.

Y ese bello rostro juvenil lo que menos daba era miedo.

Despacio desciende la mochila que se sujeta a uno de sus hombros, poniéndolo sólo un poco enfrente suyo sobre su abdomen, aprovechando que el desconocido decidió volver abrazarse a su almohada otra vez, y desde el interior de la mochila supo sacar aquel gas pimienta que Siwon le supo regalar al enterarse que él era gay, porque según el otro él es muy debilucho.

—Fuera de mi casa. — no dudo en apuntar con sus dos manos sujetadas a aquel objeto que picaba.

El desconocido de cabellera castaña, rostro joven y lindo por fin dejo la almohada y en la cama, a lentitud levantando ambas manos al terminar y al sentirse él amenazado por un debilucho.

—KiBum, baja eso.

—Fuera de mi casa o llamo a la policía.

Bufa, rodando los ojos, bajando los hombros y las manos escuchando aquel choque de esas manos sobre las piernas, retumbando en la silenciosa habitación.

—¿Kim JongHyun no te hablo de mí?

Tal nombre y apellido hizo que el rubio bajara la guardia, descendiendo sus manos con aquel objeto que parecía no querer soltar y siendo todo lo contrarió, tomándolo más fuerza.

— ¿En serio ese hombre no te hablo de mi?

El rubio negó y el desconocido bufo, mirando hacia la ventana mostrando el paisaje de afuera, la lluvia no quería parar y el desconocido quería matar al mayor.

— ¿Él te mando? —preguntó KiBum en un hilo de voz.

Frunciendo los labios, y haciendo una mueca rara mientras el rubio escuchaba el "Mmm" que salía de su interior, el desconocido se sienta en la cama tomando otra vez esa almohada donde no duda en abrazarlo, pero no de la misma manera efusiva como desde el principio, sino dejándola sobre su regazo aflojando su rostro y suspirando.

—No, él no. — el rubio que aun se mantenía a una distancia que él consideraba adecuada, no apartó sus ojos de el lindo desconocido — pero tus suegros sí.

Con el ceño fruncido y con las dos manos aun sujetas al gas pimienta, KiBum lo vuelve apuntar hacia él dando más pasos para cortar distancia, acercando peligrosamente aquel objeto, apuntando hacia el rostro del lindo desconocido que permanecía inmune a su postura desafiante.

El desconocido sonríe, sentado en la cama y volviéndose acercar un poco su nariz en el pliegue de la funda de la almohada, olfatea, suspirando por la nariz y volviendo a olfatear.

—No tengo suegros, vete de mi casa.

—Tu olor quedo impregnado en el cuerpo de JongHyun, por eso los padres de éste tipo saben algo de vos, especialmente la mamá y te consideran nuera o yerno. Lo que seas.

—No, no, no, no.

— La señora Lee Eun Kyung dice que sí, a pesar de que jamás en su vida te vio. — cuando el joven vio a KiBum tener el ceño aun fruncido bufa, rodea los ojos y juega con aquel hilo que sobre sale de la funda de la almohada. —Me imagino que a esta altura del partido debes saberlo o ¿acaso JongHyun no te ha dicho nada?