Our Arpeggio

VI

ES SUPER IMPORTANTE QUE CUANDO ESTÉN LEYENDO EL NÚMERO DE MEENA, ESCUCHEN "MOVE YOUR BODY" DE SIA

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VI

Meena sacó el teléfono de la terminal en su camerino y se volvió hacia la puerta, Nana estaba tocando de tal forma que parecía no rozar el vidrio.

Dio unos pasos a la puerta y abrió.

—Sra. Noodleman—dijo Meena, con una sonrisa—, ¿necesita algo?

Nana recorrió el camerino con la mirada, cerró su abanico de un movimiento y habló con una calma y tranquilidad que parecían de piedra.

—¿Eres Meena, cierto?

—Sí —asintió ella. Nana no era precisamente encantadora y a Meena, quien no acostumbraba a hablar mucho con otros que no fueran su familia o compañeros del teatro, la oveja negra la intimidaba un poco.

—Recuerdo tu acto —dijo, inspirando formando apenas una sonrisa—; una voz preciosa.

—Ejem... gracias. —Eso era nuevo, era la primera vez que ella le decía un cumplido.

—Quisiera oírte de nuevo —declaró—. Esta noche.

Meena se extrañó, hoy no habría funciones. Más bien, la única que habría era la de mañana, y quien cantaba era Mike, no ella.

—Sra. Nood...

—No te preocupes, pequeña. —¿Enserio? ¿Le dijo pequeña?—. Le diré al joven Moon que disponga de todo para esta noche. ¿Estás de acuerdo? —preguntó.

Ella se sintió pequeña frente a la Sra. Noodleman, por más imposible que pareciera. Sin embargo, no podía decirle que no a una de los dueños del teatro donde se presentaba, hacerlo supondría una reducción de sus números o peor, quitarla por completo; y con la competencia por obtener el premio de Fur Records a la vuelta de la esquina, era un lujo que no podía permitirse.

—Como guste, Sra. Noodleman —aceptó, resignada.

—Perfecto. —Nana abrió de nuevo el abanico purpura—. Iré con el joven Moon para que tenga todo preparado. —Se dio media vuelta y se fue con paso decidido, como de quien siempre obtenía lo que se proponía.

Meena cerró la puerta con cuidado y soltó un largo suspiro. Genial, ahora no solo tenía que practicar la canción que entre ella y su abuelo eligieron luego de oír decenas de discos de vinilo de jazz, sino que también tenía que preparar un número para hoy que destaque su voz. Se pasó una pezuña por el rostro mientras colocaba de nuevo el teléfono en la terminal. Cantaría a Sia, no había mejor artista para destacar su voz.

La canción comenzó a sonar con suaves acordes de guitarra. «Es jazz —se dijo—. Canta lento y con sentimiento.»

—Each day...

Durante el corto trayecto que era desde el teatro a la cafetería calle abajo, Johnny se percató de que Ash estaba mirándolo de una forma que parecía analizarlo, como los vendedores al escanearte para ver si tienes o no dinero, y él conocía esas miradas, los miembros de la pandilla de su padre miraban de la misma forma a los animales que salían de cierto sitio que tenían como mira para establecer un control: si eran o no animales de dinero. Además, también caminaba muy cerca de él, casi rozándolo.