VIII

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ES NECESARIO QUE OIGAN "CALL ME MAYBE" DE CARLY RAE JEPSEN CUANDO JOHNNY Y ASH ESTÁN EN HARRY'S BAR.

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La luz del sol de la tarde, que por fin brillaba con la fuerza suficiente para atravesar las cortinas del departamento de Ash, empezaba a avanzar, iluminando las motitas de polvo danzarinas que revolotearon cuando ella, con un rápido movimiento, como si su vida dependiera de ello, movió la gruesa manta que la cubría para protegerse de la luz.

Tenía dos opciones: levantarse y cerrar las cortinas, aunque eso significara que tal vez no recuperara el sueño y debiera ponerse a practicar con el piano; la otra era no levantarse, hacerse un ovillo en la enorme cama y cubrirse con la gruesa manta. Atractiva la idea, sí, pero la manta era tan gruesa que aumentaba el calor.

Decisiones difíciles.

Con los ojos entrecerrados, apenas viendo, dio un suspiro y se echó la manta encima, con esfuerzo si sólo pasaba un cachito de luz. La temperatura subió un poco y el aire era escaso, sin embargo, era un pequeño sacrificio que valía la pena por recuperar horas de sueño, puesto que se acostó muy tarde practicando.

«Si no muero asfixiada, valdrá la pena.»

No habían pasado ni dos minutos desde que cerró los ojos cuando un sonido que ella conocía como su propia vida, retumbó por la habitación: el tono de su celular. El riff de la guitarra, que siempre le pareció provenir del cielo, sonaba como una tortura. No pudo dejarlo sonar por más de diez segundos. Ella no le había dado su número a nadie excepto Johnny y las llamadas siempre tenían algún motivo de peso.

Se apartó la manta, se levantó como un zombie y dio varios pasos torpes hacia la cómoda. Tomó el móvil y contestó, no antes de dar un gran bostezo.

—¿Bueno?

—Ash. —Era Lance; Ash se sorprendió, se supone que ella tenía su número bloqueado. Se separó el móvil y vio. No, no era el suyo, era uno público—. Necesito...

—Púdrete. —Su tono, aunque con sueño, dejaba en claro que no quería oírlo—. No, mejor —dijo—: mátate. Me harías un favor.

—Ash, espera, necesito hablar con...

—¿Conmigo? —Rió sarcástica—. ¿Por qué no con Becky? Tírate a un pozo.

—Ash, por favor, solo necesito saber si estás saliendo con el hijo de Kong.

Esa afirmación la tomó por sorpresa. ¿Qué le interesaba a él si entre ella y Johnny había algo? ¿Quién le otorgó la potestad para preguntar eso? Eso era un asunto privado de ella. No; no estaba saliendo con Johnny, no obstante, en caso de que lo hiciera, eso no era problema de Lance.

Apretó el teléfono con furia y siseó dos palabras. Dos palabras que ella bien sabía, lo harían carcomerse por dentro.

—Tal vez.

Y colgó. Estaba que echaba humo, podía jurar que sus púas se prenderían fuego en cualquier momento. Con un gruñido por tener la mañana arruinada, se dirigió al baño para darse una merecida ducha fría que le bajara los humos. El móvil volvió a sonar. Esta vez ella no tendría compasión con él.

—¡¿Acaso no entendiste que no quiero que me llames?! —gritó—. ¡Jódete!

—¿Ash? —preguntó una voz calmada y sorprendida.

—¿Johnny? —se extrañó. Se sintió mal por haberle gritado y luego se extrañó por eso, ¿por qué? Se calmó—. ¿Para qué me llamas? —preguntó, usando su tono habitual.

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