Catalina, una mujer de 25 años llega a Perú para saldar una deuda pendiente con la mujer que destruyó la vida de sus padres. Con esa idea en la cabeza se adentra en la vida de una adinerada, poderosa y corrupta familia sin saber las consecuencias qu...
Una vez en casa me contacté con Garrett que estaba despertando luego de trabajar, él era bartender profesional y de vez en cuando iba a la discoteca de un amigo a ayudarle en la barra de manera gratuita ya que el dinero no le hacía falta gracias a los negocios de su mamá; se encargaba también de su fundación en colectivo con otras buenas personas que querían hacer del mundo un lugar mejor para las mujeres y niños maltratados.
- Lo siento, no quería interrumpir tu sueño.
- No te preocupes. Bueno enciende tu laptop.
Obedecí cada uno de sus pasos y vimos juntos las fotos de Roberto; eran muy sospechosas, los archivos eran de ventas de propiedades, incluso estaba el contrato a nombre de su hijo. Había una agenda con direcciones y teléfonos de muchas personas. Y una carpeta con contraseña.
- Rayos –exclamó Garrett.
- ¿Qué pasa?
- Esto me tomara un tiempo.
- Tú puedes hacerlo todo.
Dicho eso esperé a la vez que fui a prepararme un bocadillo nocturno porque Judith no estaba. Al rato entró con los ojos hinchados y me acerqué corriendo a abrazarla.
- ¿Qué te pasó?
- Fui al cementerio donde están mis padres.
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Cuando ellos fallecieron hicieron los arreglos para sepultarlos en Lima y así estar cerca a otros familiares que no se pudieron hacer cargo de ella cuando era niña.
- Lo lamento ¿Cómo te sientes?
- Fue extraño.
- Hola, enana –había olvidado que Garrett nos podía ver a través de la cámara web.
- Amigo –se limpió los ojos con sus manos – ¿Cómo estás?
- Con sueño pero bien, estoy ayudando a Cata con algo.
- ¿Con qué?
- Le robé información a Roberto de su laptop personal y ahora Garrett está intentado abrir una carpeta que está con contraseña.
- Catalina –dijo mi nombre en modo de regaño – ¡tú has perdido la cabeza! ¿y si hay cámaras de seguridad allí? ¿y si descubren que tú entraste?
Maldita sea, no había pensado en eso.
- ¿No te aseguraste de eso? Creí que ya lo tenías controlado por eso no te lo mencioné –ahora fue Garrett quien arremetió en mi contra –una empresa tan grande de seguro tiene cámaras hasta en los baños, Catalina ¿Cómo fuiste tan irresponsable?
- Lo siento, perdón –dije a los dos encogiéndome de hombros –no lo pensé.
Estaba en serios problemas si alguien veía esa grabación.