PREFACIO

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La pareja disfrutaba de la tarde que la playa de Huanchaco podía regalarles; las olas crujían acompañando su caminar. La mujer podía intuir que algo no andaba bien con su acompañante por la forma en que rehuía su mirada cada vez que le observaba.

- ¿Está todo bien? -se atrevió a preguntar después de contar todo lo que le había pasado los últimos días que no habían podido verse.

- He querido hablar contigo desde que estábamos en Lima y no me has dejado.

- La estamos pasando muy bien aquí ¿no?

- Yo no, Miriam y tú lo sabes.

La mujer lo miró con pena, en todo su cuerpo sentía un dolor inexplicable; tanto era su amor hacia ese hombre que estaba dispuesta a contradecir a su madre que decía que nada le podía ofrecer alguien de menor estatus social que el suyo.

- Pero...

- Ya no puedo. No te amo.

A él también le dolía la forma en que se estaban llevando las cosas pero no había mas remedio.

- ¿Hay alguien más? -preguntó ella con lágrimas acumulándose en los ojos.

- Adiós, Miriam.

Evitó responder y se dio la vuelta para alejarse dejando a la que era su novia desolada sintiendo la brisa marina despeinar su cabello.

***

Seis meses después aquel joven que había abandonado a Miriam en la playa estaba saliendo de la iglesia con el rostro totalmente feliz, de la mano con su reciente esposa. Un sentimiento de tristeza derrumbó el alma de Miriam que sin fuerzas regresó a casa sintiendo perderlo todo y venirse su mundo abajo. Ella lo amó más que a nada y eso la destruyó junto a las pocas ganas por vivir que le quedaban.

Al la mañana siguiente el grito desgarrador de la mucama despertó a todos en la casa que corrieron a ver que sucedía y se encontraron con el cuerpo sin vida colgando del cuello en el centro de cuarto de la menor de los Villarreal; a sus ojos saltones se le habían reventado las venas y su piel de color morado sobresalía de su vestido blanco inmaculado.

Aquel día el bus de la feliz pareja salía en la noche rumbo al lugar donde tendrían su luna de miel. Habían tenido mucho cuidado al proteger a la bebe que era el fruto de su amor; con diez meses de edad la pequeña criatura de mejillas rosadas se alegraba cuando su papá le hacía muecas graciosas o acariciaba con gracia sus pequeños piececitos.

La abrigaron bien y se sentaron en la parte de adelante para apreciar la vista de la carretera. Cuando el sueño atrapó a todos los viajeros el chirriar de las grandes llantas ante una inesperada frenada impulsó a todos hacia adelante, alertándolos de que algo nada bueno estaba sucediendo. El padre protegió con su cuerpo a su esposa y su pequeña impactando lo peor del accidente con su cuerpo. Fue una confusión de gritos, llantos y desesperación hasta que los bomberos llegaron para rescatar a los pocos sobrevivientes que luchaban por salir de entre los fierros retorcidos y vidrios rotos.

Entre ellos una bebe que de milagro no sufrió rasguño alguno y una mujer que la abrazaba pero no daba signos de conciencia.

Dos horas después una mujer de gran porte con lentes oscuros y expresión seria se acercó a la recepción del hospital pidiendo la lista de víctimas del fatídico accidente; al ver los nombres una sonrisa macabra se dibujó en sus labios delgados.

- Deuda saldada.

Dijo solo para ella y devolvió la lista para retirarse con aire triunfal del hospital.

Tormenta del Pasado - #FBA2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora