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- Hola mamá.

Ella estaba en su cama acompañada de la enfermera que le leía un libro.

- Hija ¿Cómo estás?

- ¿Me puede dejar con mi madre a solas, por favor?

- Claro, pueden llamarme si necesitan algo.

La señora se fue dejando marcada la página del libro que dejó sobre la mesita de noche.

- ¿Qué leían? –me acerqué y agarré el libro; vi la tan reconocida portada de Cincuenta sombras de Grey.

- Nada. –dijo ella un tanto avergonzada.

- ¡Mama! ¿Qué haces leyendo estas cosas?

Ella se rió por mi sonido escandalizado. Dejando el libro en su lugar me senté a su lado abrazándola.

- ¿Qué tienes, hijita?

- Paso algo feo.

- Cuéntame.

Le conté sobre la nota que me llegó y todo lo que aconteció luego de eso; escuchaba poniendo atención a todas mis palabras sin interrumpirme.

- Me siento muy culpable.

- Hija. Mírame.

Levanté la cabeza para ver en sus ojos carentes de emociones como me observaba con severidad.

- No vinimos aquí para que te vuelvas débil.

- Es que no me entiendes.

- Claro que lo hago. Yo estoy aquí sin poder darte un abrazo de consuelo para que dejes de sentirte así ¿Cuántas veces te dije que no debías sentir compasión por esa gente? ¿Cuántas veces te pregunté si estabas preparada?

- Lo estoy.

- Pero eres vulnerable y no puedes darte el lujo de serlo delante de personas como ellos.

- No todos son malos, mamá. No pueden serlo.

- Entonces ¿Qué tiene que pasar para que te des cuenta de la clase de gente que son los Villarreal? ¿Qué uno de ellos te mate? ¿Qué te convenzan de tener relaciones como uno de sus jueguitos? ¿Qué me maten del todo?

- Mamá...

- Escúchame bien, Catalina. Ellos mataron a tu padre y me condenaron a esta miseria de vida.

- Fue Victoria.

- ¿Crees que sus hijos no sabían nada? Roberto está en todo lo que hacen, Jhonatan sabía de la relación que su hermana tenía a escondidas. Y los hijos de ellos son la misma bazofia.

- Álvaro, no...

- ¡Basta! –me interrumpió hablando con firmeza –Sabes a lo que vinimos y si dejas que te afecte emocionalmente terminarás perdida.

Yo sabía que debía hacer y tenía muy en claro por qué lo hacía pero al ver a Álvaro tan mal me revoloteó todo por dentro al punto de cuestionarme si valía la pena todo ese asunto.

- No quiero dañar a los que no tienen culpa.

- Iker está metido en los negocios sucios de ellos, estoy segura y Álvaro, bueno lamentablemente será un daño colateral, además si el decidió protegerte tú no tienes la culpa de que casi se muera. Cada uno toma las decisiones que quiere y debe aprender a vivir con ellas.

Tormenta del Pasado - #FBA2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora