Un ambiente tranquilo, saludable, estable; eso era lo que se respiraba en esta ciudad y aunque me costó un mundo aclimatarme la sensación de tranquilidad superaba con creces todo; al llegar tuve que ir a una farmacia para comprar pastillas contra el mal de altura y debo decir que hay que ser valiente para venir por primera vez sin acompañamiento medicinal alguno. De haber sabido que lugares como este existían me habría mudado aquí hace mucho tiempo. No he ido a tours ni nada de paseos solo me he dedicado a quedarme en esta casa posada durante tres semanas disfrutando de la calma que me ofrecía. La comida que la señora encargada que era la dueña junto a su esposo preparaba eran siempre manjares que mi paladar disfrutaba a cada hora de comer. Aunque sé que para la pareja de esposos dueños de la casa les resultaba extraño que viniera a encerrarme sola a un lugar tan turístico como este, no me pedían explicaciones y se dedicaban a atenderme a mí y a los demás huéspedes con las mayores de las atenciones.
- Buenos días. –le dije a la señora a la vez que me traía el desayuno.
- ¿Cómo amaneció, señorita?
- Bien, gracias ¿y todo ese alboroto? –se escuchaba como si un grupo numeroso de adolescentes revoltosos llegara.
- Un grupo de turistas han llegado al amanecer.
- ¿Extranjeros? –era muy común ver personas de otros países ir y venir en la casa.
- Limeños.
Miré a mi alrededor con delicadeza, no me gustaba cuando venía gente de Lima, sé que quizá mi paranoia me estaba pasando factura pero no quería que nadie de la capital tuviera contacto conmigo.
- ¿Por qué no se junta a ellos para que recorra la ciudad?
- No gracias.
Al ver mi seria negativa se retiró para darles habitaciones a los recién llegados. Apenas terminé de comer me retiré a la mía que tenía una buena vista hacia el gran jardín de la posada. No podía alejar de mi mente el pensamiento de Iker pero no podía tener contacto con él nunca más, ya algo se me ocurriría para vivir aquí permanentemente, después de todo es una gran ciudad para quedarse. Pensaba que en algún momento tendría que buscar trabajo y alquilar un lugar pequeño para vivir, lo que tenía en la mochila no me serviría para toda la vida
El grupo de jóvenes salieron en una gran algarabía, se notaba que es primera vez que viajaban; en un lugar tan místico como lo es Cuzco no deberían permitir que hicieran alboroto pero en fin esta clase de personas desesperadas por aventuras y fiestas son los que más ingresos dejan en los lugares de visitas turísticas.
Uno de ellos volteó hacia mi ventana y alzó la mano a modo de saludo, fruncí el ceño y me metí cerrando la venta sin importarme demostrar malos modales. Aquí nadie me conocía y no pretendía caerle bien a nadie porque en mi estadía no pensaba hacer amigos.
Estaba viendo películas cuando cerca de la hora del almuerzo otra vez la bulla perturbó mi tranquilidad. Salí para el comedor donde ya estaban comiendo. Me senté en mi lugar acostumbrado alejada de todos a lado de una columna que servía para cubrirme.
- ¿Qué hay hoy? –la señora me dio el menú del día.
- Adobo de pollo, por favor.
- Me ha quedado riquísimo ¿con té?
- Sí, gracias.
Cuando me trajo el plato y degusté la comida, estaba en toda la razón al decir que le quedó rico, más que eso, estaba exquisito; poco me duró el buen gusto porque un tipo sin invitación alguna jaló la silla frente a mí, puso su plato casi lleno en mi mesa y se sentó como si lo invitara.

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Tormenta del Pasado - #FBA2017
RomanceCatalina, una mujer de 25 años llega a Perú para saldar una deuda pendiente con la mujer que destruyó la vida de sus padres. Con esa idea en la cabeza se adentra en la vida de una adinerada, poderosa y corrupta familia sin saber las consecuencias qu...