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Me puse un vestido muy sensual que cuando estuve en la puerta del lugar para fumadores el hombre que estaba en la puerta encargándose de recibir a los miembros casi de le cae la baba de tanto mirarme.

- Julián Vargas –le dije.

- No dijo que iba a tener invitados.

- ¿Quieres tener el mismo problema de la otra vez? Porque estaré más que contenta de decirle que no quisiste dejarme entrar.

Batí mis pestañas haciendo que se pusiera más nervioso y me dejó entrar sin chistar.

Caminé decidida hacia su apartado y dos tipos me cerraron el paso.

- Julián –hablé fuerte haciendo que algunos de los presentes voltearan a mirarme – ¿así tratas a tus amigos?

- Déjenla pasar.

Lo escuché decir desde adentro y pase con una cara inescrutable.

- Si vas a venir con el lamento por la jovencita, ahórratelo por favor. –tomó un largo sorbo de su trago.

- Vengo para decirte en tu puta cara ¿Por qué me querías matar? Y ¿Dónde carajos tienes a mi madre?

- Querida ¿Qué lenguaje es ese? –chitó con su lengua –tu madre está en un lugar seguro y tienes mi palabra que está muy bien atendida. Tanto que me atrevo a decir que está más cómoda que en el centro donde la recluiste. Y por supuesto que no quería matarte pero uno de mis hombres debió confundirse en el caos de esa noche.

- ¿Dónde está mi madre?

- Te lo diré si haces algo para mí.

- ¡Vete al infierno!

- Tienes que decir que sí o no la volverás a ver.

Intenté saltar encima suyo pero solo logré hacerle un arañón en la cara antes que su guardaespaldas me agarrara con fuerza por la cintura para separarme.

- Eres un hijo de...

- Cuide su vocabulario, señorita.

- Ya déjala Dante. Solo está enojada.

- Eres tan cobarde que para todo llamas a tu seguridad; sé hombre por una vez sin que alguien te defienda.

- Soy lo suficientemente millonario para que otros hagan todo lo que necesito por mí.

Me soltó y puso una silla para sentarme sin quitarme esa mirada dura de encima.

- Quiero a mi madre.

- Y yo a Victoria.

Me sorprendió que dijera eso porque por primera vez sentí que alguien más odiaba tanto a esa vieja como yo.

- Hundámosla juntos.

Una sonrisa comenzó a asomarse en sus labios ante su propuesta que, poco a poco fue creciendo; levantó su copa hacia mí con semblante de triunfo.

- Eso quería escuchar esta noche. –dije aceptando la copa de vino que me ofrecía el camarero.

Cuando me llevaron a casa tenia especificado que hacer por la mañana. Con ansias esperé a que amaneciera y una vez en la empresa Modas Villarreal fui directo hacia la oficina de Roberto donde la secretaria me pidió que espere para anunciarme, al rato me abrió ella misma la puerta.

- Buen día –me saludó Roberto vestido de negro por la muerte de su sobrina. –iba a pedir hablar contigo hoy mismo pero te adelantaste.

Tormenta del Pasado - #FBA2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora