Tercer paso.

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Samyra

-¿Kranchizqui? ¿Desde cuando tenemos alemanes en Barbados?

Confianza, un aspecto del ser humano inato, mas sin embargo en malas manos. Puede hacer enojar a la gente como yo, ¿por qué buscarse enemigos tan deprisa?

Entre sin tocar, lo primero que vi es una sala aburrida, totalmente distinta a todo el edificio, paredes grises, y la alfombra del mismo color. Recorrí la sala con la mirada, y me fijé en la persona que había dicho tal tontería, es un chico, muy guapo, demasiado, ¿que hace en esta junta? Unos minutos antes preví la edad mínima de las junta, no pensé en la posibilidad de público adolescente la verdad, es tan atractivo, y su sonrisa iluminó todo mi campo de visión, sus ojos son muy azules, labios carnosos rojos, cabello largo peinado hacia arriba, con.....rayitos, peculiarmente fantástico.

-Hola a ti también.-dije y noté como me recorría con la mirada.

-Eeemmm.........bueno, sí, digo.........-tiritó y me centré en el roce de sus labios con su lengua, algo tan simple pero el lo hacía con tanta elegancia.

Nos sentamos todos y hablo primero Rudolf y seguido a el Millard (un empresario del edificio), no tarde en desviarme al camino rudo y esbocé la sonrisa cortes.

Terminando de toda la charla, y ya despedida de todos, mi hermano se me acercó.

-Oye, mira ahí está Nick.-dijo señalando a un hombre delgado y con rasgos finos, es Nicholas. Me sentí obligada a caminar en su dirección, y se veía tan familiar, pero a la vez me recordaba tiempos indeseables, la familia ilegítima. Pero en ese momento era muy feliz. Estaba al lado del chico.......

-¡NICHOLAS!.-exclamó Rudolf abalanzándose sobre Nick, le dijo un par de cumplidos y se quitó de encima.

-Un gusto verte por aquí.-respondió educadamente, enseguida me miró.-¡Samyra que gusto verte!

-¡Nick! El placer es mío, espero que nos vallas a visitar algún día, serás siempre bienvenido.

-Gracias chicos, les presento a mi hijo Wilmer, ellos son Samyra y Rudolf Kranchizqui.

Hizo pasar al frente a Wilmer, y noto más de cerca que no estaba guapo......estaba ¡resplandeciente!

-Un gusto, les debo agradecer por la ayuda para mi padre.-le ofreció la mano a Rudolf.

-De eso nada.-dijo este, estrechándola.

Pasó su mano hacia mí y noté que su piel era pálida, se veían tan suaves....mis manos actúan solas y se las estrecho, la mente no capta las señales de advertencia hasta cuando ya es demasiado tarde, por qué ya es una opción más adelante.

-Espero que sientas cómodo aquí.-dije y sonreí por décima vez en este lugar, vi su cara de pánico cuando notó mis piercings en los dientes.-¿Walter?

-Tus......piercings.

-Es por diversión.

-¿Te....te dolieron?.-cuestionó el, me empecé a estresar por las cuantas preguntas que hacia.

-Diría una mentira si te dijera que no, ¡duelen como el infierno!.-dije ya obligándome a ser amable.-es un dolor intransigente, solo lo sientes si te los haces, bueno en mi opinión, valen la pena.

-Don de sangre.-apaciguó Rudolf

-Interesante....

15 pasos al cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora