Capitulo 50

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Todos se quedaron callados en la habitación se escuchaban mis risas y las cadenas que aprisionaban a Tim, en un momento el general y Esmitd se fueron a un rincón a hablar, aproveche eso y con mis manos bañadas en mi propia sangre logre liberarlas de las correas que la aprisionaban, delicada y disimuladamente desate mis pies, observe a Tim y puse mi dedo en mi boca para que guardara silencio, el asintió.

Gire mi cabeza a mis espaldas para ver a los dos guardias que miraban como el general y Esmitd hablaban, no se habían dado cuenta que me libere, pensé un plan de como atacarlos en total en la habitación ahí tres guardias mas Michigan y Esmitd son cinco, esto será fácil.

Me pare rápido y tome la silla por el respaldar para partirla en la cara de uno de los guardias haciéndolo caer al suelo, llame la atención de los otros que me apuntaron con su armas me quede con dos pedazos de madera en mis manos que parecían estacas, recordé como Jason me enseñó a tirar a un blanco en movimiento cerré los ojos y respire profundo mientras sentía como sus pasos se acercaba, de un solo movimiento lanse ambas estacas para escuchar después un quejido, abrí los ojos y les había dado en el pecho a ambos pegue un saltito de alegría — ¡GRACIAS JASON POR TUS RARAS FORMAS DE ESEÑARME—grite mirando al techo

Michigan: lastima que a tu novio nadie lo salva—acoto apuntando a mi Tim mientras que Esmitd se movía lento hasta la puerta

Mire rápido mi alrededor y vi un arma en el piso estaba a unos dos metros de distancia de mi, me moví a paso lento y me tire al piso para tomarla y dispararle al general que le dio en el brazo, lo que hizo soltar la suya y me acerqué corriendo hasta el para agarrarla, le pegue con la parte de atrás en la nuca ya que se había apoyado dando espalda en la pared y lo deje inconsciente, observe sonriendo a Esmitd quien me miraba aterrado me le acerque y el quedo contra la pared.

Raul Esmitd: por favor no me mates— suplico

—Que raro es el mundo yo te pedí, suplique y lloré para que te detuvieras cada ves que me usabas en tus absurdos tratamientos y solo recibía un "tranquila ya pasará" — hable apretando mis dientes y lo acorrale contra la pared con el arma apuntando a su cabeza

Raul Esmitd: no creo que quieres ensuciar tus manos con mi sangre—hablo agresivo

—No me importa porque mas sucias que las tuyas no están, tranquilo ya pasara—hable en burla y dispare antes de que hablara, me aleje del cuerpo dejándolo arrastrarse por la pared hasta terminar en el suelo, suelto el arma y me apoyo en la mesa mirando lo que hice, escuchaba la voz ronca de Tim a mis espaldas pero no podía reaccionar.

Hasta que siento que me agarran de los hombros y me sacuden, miro al frente para ver a la sombra.

Xx: Niña reacciona, no es momento para paralizarse—hablo sacudiendo mi cuerpo—tienes que liberar a Masky y salir de aquí escucha la llave no esta en ningún de los soldados de aquí, te voy a guiar hasta un cuarto donde hay armas y pinzas de acuerdo—asentí.

Corrí hasta la puerta si voltear a ver a Tim, si lo hacía no lo iba a poder dejarlo y en este momento tenia que ser rápida, salí de la habitación escuchándolo gritar mi nombre, Corrí siguiendo a la sombra se detuvo en una habitación al final del pasillo y la abrí entre y de inmediato cerré la puerta, era un cuarto de armas, genial pensé.

Xx: ¡Rápido!—me ordenó

Y busque entre los pasillos era una habitación grande, lo que mas me sorprendió fue que en una mesa en una esquina estaban mis cosas mi ropa, junto con la chaqueta y mascara de Tim, me coloque un pantalón y unas botas militares que había ya que estaba con ese horrible camisón de hospital, me puse una chaqueta militares y me guarde dos armas una en mi pantalón y otra en el bolsillo de la chaqueta, y también unos cuchillos que llamaron mi atención, junte las cosas de Masky y agarre unas pinzas que colgaban de la pared.

Tu Locura Es Mi Cordura || Creepypastas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora