La noche había caído.
Phoenixmontó en el coche de su padre, y Niall se acomodó en el asiento del copiloto y se abrochó a toda prisa el cinturón.
— ¿Por qué nunca me has dicho que tenías el carné de conducir?
Ella se encogió de hombros como toda respuesta mientras ajustaba el espejo del retrovisor. Se pusieron en marcha poco después.
— ¿Tú no tienes todavía el carné?
— No, acabo de cumplir los dieciocho —le recordó—. En Irlanda somos civilizados, por eso no permitimos que niños de dieciséis años circulen por las calles a su antojo.
Niall no confiaba demasiado en el modo de conducir de Phoenix, era similar al de Louis; al parecer la falta de calma frente al volante era un problema familiar.
— ¿Sabes...?, estaría bien que parases cuando hay una señal de stop o un semáforo en rojo.
— Ya, pero por aquí no pasa nadie, créeme —replicó ella.
Encendió la radio del coche y comenzó a cantar entusiasmada. Niall se esforzó por no gritar y bajar del vehículo a toda prisa como último recurso para salvar su vida.
— ¡Relájate! —le pidió ella.
— ¿Falta mucho para llegar?
— No. Y deja de aferrarte al asiento, me pone nerviosa.
— ¡Mis nervios están a punto de estallar en mil pedazos, así que no me hables de los tuyos!
— ¡Niall, si sigues gritándome acabaremos teniendo un accidente de tráfico!
— ¡No me extrañaría! ¿Crees que han puesto aquí estos semáforos para decorar las calles con lucecitas de colores porque es Navidad?
Phoenixignoró sus comentarios durante el resto del trayecto. Niall se tranquilizó cuando ella disminuyó la velocidad y se aproximaron hacia un cartel gigante protagonizado por una hamburguesa.
— ¿Adónde me llevas?
Phoenixfrenó cuando llegaron al carril adecuado, donde había una enorme fila de coches.
— ¡Bienvenido a McDonald's!
— ¡Santo Dios! —Niall se llevó una mano a la cabeza—. ¿Te has vuelto loca? Ante esto no pienso ceder, y me da igual que sea el deseo de tu vida.
Phoenixdejó de contestar la infinidad de improperios que Niall le dedicó y avanzó por el carril del McAuto, hasta que llegaron a la ventanilla principal. Pidió dos menús y apenas unos minutos después le entregaron la comida con un «gracias por su visita, vuelva pronto».
— Nunca volveremos —le dijo Niall a la joven empleada, serio y sin apenas pestañear.
Phoenixpisó el acelerador a toda prisa, evitando así que Niall originase más problemas. Estacionó el coche en una calle cualquiera y sacó las hamburguesas de la bolsa de cartón.
— Veamos... esta es para ti —comentó al tiempo que se la tendía a Niall.
Él la miró con asco y la apartó a un lado—. Y aquí están las patatas y la bebida.
— Phoenix, en serio, todavía no has entendido que soy vegetariano y que odio la comida grasienta.
— Tú no has entendido esta tarde que visto de otra manera y que no me ha gustado la tienda a la que me has llevado.
— Pues estabas muy guapa.
— Tú también estarías muy guapo comiendo hamburguesas.
— No me hagas esto, por favor.
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Besos debajo del muérdago. N.H.
Fanfiction«Un muerdago es una buena excusa para un beso» Fanfic de Niall Horan