Armoniosos rayos de sol se filtraban por la persiana de la habitación, iluminando su rostro. Niall sonrió cuando despertó y se desperezó en la cama, estirando enérgicamente los brazos mientras escuchaba el canto de algunos gorriones.
— ¡Príncipe Niall de Camelot! —gritó Phoenix tras la puerta. Él frunció el ceño, aturdido tras el brusco cambio de aquel despertar—. ¡Arrastra tus posaderas hasta la cocina, es la hora del desayuno! ¡Ah, no olvides los leotardos, que hace frío!
El rostro de Niall se tornó agrio cuando oyó la maliciosa risita de Phoenix, que, a paso apresurado, bajaba las escaleras hacia el piso inferior. Se incorporó en la cama, molesto, recordando dónde se encontraba. Acostumbrado a tomar la primera comida del día en pijama, bajó tal cual a la cocina, donde la familia Tomlinson se encontraba sentada a la mesa. El padre estaba leyendo el periódico, mientras que Johannah regañaba a Louis porque, al inclinarse, las rastas se le metían en el tazón de leche.
— Mamá, pero ¿qué más da? —le reprochó este.
Niall se sentó en su silla y posó las manos cruzadas sobre el colorido mantel, esperando que alguien le sirviese su desayuno. Como nadie dijo nada, finalmente optó por pedirlo.
— A mí me gustaría tomar un zumo de naranja natural, sin pulpa, un tazón de copos de avena, un capuchino con chocolate espolvoreado y... Oh, ¿por qué no? ¡Vamos a saltarnos la dieta! También unas tostadas con mantequilla. — Sonrió.
El señor Tomlinson asomó el rostro por encima del periódico y le miró fijamente. Louis y Phoenixdejaron de engullir cereales y prorrumpieron en una sonora carcajada. Johannah , despreocupada, preparaba el café.
— Abre la nevera y mira a ver qué pillas —le dijo el señor Tomlinson, confundido—. Es que estamos a principio de mes, así que todavía no hemos ido a comprar.
Niall tardó unos segundos en comprender la situación. ¿Significaba aquello que él mismo debería prepararse el desayuno? ¿E incluso abrir la puerta de la nevera? Nunca había hecho una hazaña de tal calibre. Se sentía ligeramente aturdido; aquellas cosas no cuadraban en su mundo perfecto. Se levantó lentamente y se dirigió hacia la nevera, evaluando aquel montón de chatarra como si fuese a atacarle de un momento a otro. Después, valeroso, posó una mano en el mango y tiró con fuerza. La luz le deslumbró. Parpadeó sin entender. Allí dentro no había absolutamente nada; tan solo quedaban dos manzanas, unos restos de zumo tropical, algunos huevos y unos sangrientos filetes de ternera. Consternado, volvió a cerrar la puerta y se dirigió hacia su silla, con la vista fija en la familia Tomlinson. Phoenixse giró hacia él.
— Hombre, no son copos de avena, pero puedes comer Choco Krispies, están buenos — dijo, mostrándose amable por primera vez, como si sintiese pena por él.
Niall dirigió la mirada hacia la caja de Choco Krispies, de la cual se había apoderado Louis. El mendigo, tras rascarse la cabeza, metía ferozmente sus garras dentro del paquete de cereales y los sacaba a puñados para engullirlos casi con violencia.
— No, gracias. —Sonrió forzadamente—. He oído que es bueno ayunar por las mañanas.
— Pero ¿dónde has oído eso? ¡Es mentira! —le reprochó Johannah —. ¡Anda, cielo, tómate un cafetito! Y he traído unos bollos de crema de la panadería... ¡moja uno en el café!
Niall negó con la cabeza, sin saber qué decir.
— Yo... intento no comer nada que tenga demasiado colesterol.
— ¡Joder, tío! —exclamó Louis—. Ni carne, ni bollos, ni cereales... pero ¿tú de qué vives, macho? Venga, cómete unos Krispies, que están mu' buenos — le aconsejó, masticando con la boca abierta. Ver los trozos de cereales
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Besos debajo del muérdago. N.H.
Fanfic«Un muerdago es una buena excusa para un beso» Fanfic de Niall Horan