8. capítulo

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Se despertó bien entrado el día siguiente. Estaba acostada en la cama de Damon. Le habían vendado la espalda y estaba acomodada boca abajo. Levantó la cabeza. Damon estaba sentado en una butaca a su lado.

-Hola-le saludó intentando incorporarse.

-Te ayudaré.

Damon la incorporó con cuidado y la ayudó a recostarse en la almohada.

-¿Cómo estás?-preguntó sentándose a su lado.

-Bien. Un poco débil.

-Has perdido mucha sangre. La vara que eligieron entra con mucha profundidad. Y no podía usar poca fuerza o habrían elegido a Gustaff para repetir los azotes.

-Lo sé. ¿Me has dado tu sangre otra vez?

Él negó con la cabeza.

-No sería seguro. Ya tenías mi sangre en tu organismo y, con la pérdida de anoche, corrías riesgo de convertirte en vampiro. Sí la hemos utilizado sobre las heridas para que se cierren. No te quedarán marcas.

-Anoche me controlaste-afirmó ella- así es como hiciste que no sintiera dolor.

-Me pareció necesario- dijo él encogiéndose de hombros.

Sam, cansada, cerró los ojos un momento.

-No lo vuelvas a hacer-pidió.

El vampiro sonrió.

-No lo haré...si no es necesario.

-Damon, ¿sabes algo de Steven?

El vampiro no contestó de inmediato. Se acercó a la ventana y miró hacia fuera.

-Parece ser que mi hermanito está bien. Tuvo problemas con un demonio al que debía dinero. Fue un caza recompensas el que lo trajo aquí. No sé cómo se ha librado del demonio pero, por lo que me han dicho, ahora mismo se encuentra en perfectas condiciones.

-Pero no entiendo. Tiene que haber algo más. ¿Por qué no ha vuelto entonces?

Damon se volvió para mirarla.

-Esa es la parte que tendrás que preguntarle a él,  querida.

-¿Cuándo le veré?

El gesto tenso de Damon aumentó.

-Probablemente esta noche, en la fiesta.

Samantha abrió mucho los ojos, luego se bajó de la cama con dificultad.

-Tengo que empezar a prepararme, le gusta verme arreglada-afirmó caminando hacia el baño.

Damon la cogió por la cintura y la devolvió a la cama.

-No creo que ahora mismo puedas hacer gran cosa. Primero tienes que comer y descansar un rato y luego quitaremos los vendajes.

La chica intentó protestar pero Damon la contuvo con un gesto.

-No discutas. Pediré a Grace que te suba una bandeja.

Damon salía por la puerta cuando Sam le llamó.

-¿Si?-preguntó el vampiro sin volverse.

-Gracias Damon.

El chico se volvió y la miró burlón.

-Gracias, ¿por qué exactamente?

-Por traernos, claro-explicó la chica confusa-y por protegerme después.

-Bueno, he recibido el pago que solicité por traerte, Sam, te quería y te tengo y, en cuanto a protegerte, siempre protejo mis propiedades. No dejo que nadie toque lo que es mío. Y, de momento, tú eres mía.

Si Sam hubiera podido moverse con facilidad, le habría abofeteado con todas sus fuerzas.

-Estás hablando como un capullo, Damon.

-Soy un capullo, Sam. No te olvides. El hermano malo. No tengo escrúpulos,¿recuerdas? Ni tampoco conciencia. Soy capaz de follarme a la novia de mi hermano simplemente porque lo deseo.

Sam sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas, pero parpadeó para alejarlas.

-Sal de aquí, Damon-pidió-no volveré a olvidarme de quién eres.

El vampiro la miró con ironía.

-Te olvidarás, querida, cuando vuelva a estar entre tus piernas. En ese momento, puedo hacer que te olvides de todo.

Salió justo antes de que Sam no pudiera contener las lágrimas. Fue a su despacho, enfadado consigo mismo por haber hecho daño a Sam y odiando su oído de vampiro, que le permitía escuchar sus sollozos.

-Bueno, la mejor defensa es un buen ataque-proclamó Enric que le esperaba en el despacho.

Le ofreció un vaso lleno de licor en cuanto llegó a su altura.

-No deberías escuchar conversaciones ajenas.

-Era casi imposible no hacerlo, mon ami. Ha sido la representación de vampiro sin sentimientos más realista que he visto. Has conseguido parecer un verdadero cabrón.

-Basta Enric.

-No puedes defenderte de lo que sientes por ella atacándola para hacerla daño y hacer que te odie, Damon.

Damon se recostó en el sillón y cerró los ojos con gesto cansado.

-Es más fácil así-dijo.

-Mais non, mon ami. Lo más fácil es que le digas la verdad acerca de tu hermano.

-¡Vamos Enric!, no me creería ni aunque la obligara a ello. Steven ha estado meses convenciéndola de que soy el hermano malo, ¿recuerdas?

-Así que has decidido dejar que ella misma se dé cuenta.

-Eh voilá!

-Y ¿cuándo lo haga?

-La devolveré a su casa y me alejaré de ella - respondió el vampiro moreno encogiéndose de hombros.

-Ya...espero que te sea tan fácil hacerlo como decirlo, mon ami.

SamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora