7. capítulo

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Por la mañana, un leve dolor en la cara la despertó.

-¿Damon?-llamó sin abrir los ojos.

-Soy yo, Samantha-respondió Eve-¿Cómo estás?

Sam la miró confundida. Luego, empezó a recordar.

-Bien, me encuentro bien, supongo. Sólo me duele un poco la cara.

Se incorporó en la cama.

-¿Cómo demonios te has curado tan rápido?-preguntó Eve-y no es que no me alegre, ayer me llevé un susto tremendo.

Sam miró a Eve y vio que ésta estaba a punto de llorar. Se incorporó y la abrazó.

-Vamos, ya está, todo ha pasado.

Eve negó con la cabeza.

-No, en realidad hay dos cosas muy preocupantes. El tema de Gustaff no ha terminado.

-Eve, deja de morderte los labios y termina de hablar, por favor.

-Bueno, tú lo atacaste y...quieren que se te castigue.

Sam palideció.

-¿Quién?

-Ese consejo del que Damon nos habló. La única ventaja es que Damon está en él, y ha prometido hacer todo lo posible. Le han convocado hace un par de horas.

Sam se recostó en la almohada.

-Está bien, me ducharé y bajaré a esperar.

-Bien, te espero abajo.

-Eve, ¿qué era lo otro que tenía que preocuparnos?

La chica se dio la vuelta en la puerta para mirarla.

-¿Por qué te despiertas preguntando por el hermano equivocado?

-¿Qué quieres decir?

-Has llamado a Damon, Samantha, no a Steven.

Sam miró a su amiga sin saber qué decir.

-Ten cuidado, Samantha, Damon es peligroso-advirtió la bruja antes de salir.

Damon llegó al mediodía con Enric. Los dos discutían en francés por lo que no sabían qué estaba pasando, pero, por el tono de Damon, éste no estaba contento y Enric trataba de calmarle.

Sam y Eve entraron en el despacho de Damon justo cuando éste estrellaba un vaso contra la chimenea. Enric le miraba desde el sofá aparentemente tranquilo.

-¿Qué ocurre, Damon?

La mirada del vampiro se suavizó al verla.

-Deberías estar acostada, Sam.

-Estoy bien. ¿Vas a contarme lo que se ha decidido en el consejo?

Damon dudó antes de señalar el sofá para que ella se sentara.

-El consejo está muy enfadado. Creen que, si no eres castigada, se creará un precedente que puede hacer que muchos esclavos se revelen. He conseguido que disminuyan el castigo, pero no renunciarán a un escarmiento público.

-Damon, tendrás que decírmelo tarde o temprano.

-5 azotes en la plaza del consejo. El reconocimiento por tu parte de que has infringido la ley y el hijo de Gustaff quiere una disculpa personal hacia él.

-¡No pueden hacer eso! - exclamó Eve.

-La otra opción es escapar.

-Eso será complicado incluso para ti, mon ami-intervino Enric-escapar supone asumir un riesgo importante. Y tus propiedades serían confiscadas, incluidos los esclavos.

-¡Me importan un bledo mis propiedades! -proclamó el otro vampiro -no voy a dejar que...

-Lo haré -interrumpió Sam.

-¿Qué?

-¿Cómo?

-Es decisión mía -la chica miró decidida a Damon y Eve, que, por una vez, parecían  haberse puesto de acuerdo para protestar-no permitiré que nadie corra peligro por mi culpa. Y, además, estáis olvidando que estamos aquí por Steven. Si huimos no podremos ayudarle.

Eve la miró con gesto enfadado, pero asintió. Damon pareció querer decir algo pero Enric habló en francés, y el chico apretó los labios cediendo. Después, salió dando un portazo.

-Nunca ha llevado bien la frustración-aseguró Enric.

Con el vampiro rubio prepararon el discurso de Samantha. Debía incluir el reconocimiento de su culpa, la petición de perdón a su amo y la disculpa al hijo de Gustaff. Enric les dijo que sería al anochecer y que probablemente el mismo Damon la azotaría.

-Es el amo quién castiga a sus esclavos. Además, si no lo hace él, lo haría Gustaff hijo como parte ofendida.

Al anochecer, estaban preparados para subir en la carreta cuando llegó Damon.

-Sabes que no tienes que hacerlo, ¿verdad? -la preguntó.

Sam asintió.

-Pero lo haré -dijo con un hilo de voz.

Damon la ofreció la mano para ayudarla a subir a la carreta. Cuando se acercó a él, el vampiro la sujetó contra su cuerpo.

-Perderás sangre, no puedo evitar las heridas, pero te prometo que no sentirás dolor-la dijo.

-¿Cómo…?

El la cogió por la cintura y la subió a la calesa, dejando claro que la conversación había terminado.

Al llegar al consejo, Damon la ató las muñecas y se aseguró de que el velo las cubriera bien a ella y a Eve.

Salieron de la calesa y caminaron hacia la gran plaza. Allí, un grupo de vampiros esperaban.

-Retira el velo, esclava, queremos verte-

Sam obedeció, aunque tuvo cuidado de mantener la cabeza baja.

-Has cometido una falta gravísima. La pena por atacar a un vampiro es la muerte pero tu amo ha dado motivos al consejo para ser indulgente contigo.

-En realidad, lo que ha dado ha sido una considerable cantidad de dinero-les susurró Enric a Eve y Sam.

-¿Tienes algo que decir, esclava?

-Sí...señor. Pido perdón por mi falta. Pido perdón por provocar la muerte de un vampiro respetable y pido perdón a mi amo por ponerle en evidencia con mi mal comportamiento- Sam repitió el discurso que había aprendido con Enric aunque casi se atraganta al decir respetable.

-Arrodíllate esclava. Ahora recibirás tu castigo.

Sam se adelantó un paso y se puso de rodillas. Alguien a su espalda, abrió el vestido de un tirón y le dio una vara a Damon que se situó también a su espalda.

-Cuenta en alto los azotes, esclava-ordenó el mismo hombre.

El primer azote la sorprendió. Aunque sólo notó un leve escozor el golpe fue todo lo violento que podía esperarse... si no fuese Damon el que la azotaba.

-¡Uno!-exclamó.

El segundo y el tercero fueron parecidos, pero se asustó al notar la sangre caer por sus piernas. Oyó el gemido de Eve con el cuarto, y una  sensación de mareo empezó a invadirla. Con el quinto, Damon tiró la vara al suelo y se acercó a ella para levantarla.

-Caminaré...amo-dijo ella con voz débil.

Damon la miró dudoso, pero los ojos suplicantes de Sam le devolvieron la mirada, "necesito salir de aquí por mi propio pie" parecían decir.

Salieron de la plaza como habían entrado, Damon y Enric delante y las dos esclavas detrás. Sam se apoyaba en Eve y, una vez estuvieron fuera del alcance de los ojos del consejo, se dejó caer de rodillas al suelo. Los dos vampiros estuvieron a su lado casi antes de que cayera al suelo.

-Creo que ahora sí voy a necesitar que me lleves-susurró la chica mirando a Damon.

El vampiro la cogió en brazos justo antes de que perdiera el conocimiento.

SamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora