Capítulo 1

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《Rebeldía》

Era un día frío en Liverpool, algo muy común considerando que en aquel lugar siempre había un clima frío, pero éste día era el más frío de todos o por lo menos, así lo describiría el pequeño John Lennon. Un jovencito de casi trece años que se encontraba sentado en el piso de madera de su habitación, esperando.

Su tía Mimi se alistaba para ir a tomar el té con unas amigas y John no dudaba en que lo llevaría, así que mientras escuchaba las pisadas de su tía acompañadas de su voz en la planta baja, miraba sus zapatos color marrón.
El chico se negaba a ir a esas aburridas fiestas de té que son exclusivamente para el sexo femenino, aún cuándo le encantaba el té -cómo buen inglés que era-, detestaba ir a beberlo con las amigas de Mimi presente, ya que siempre terminaban pellizcando sus mejillas que él juraba ya estaban más regordetas a causa de tantos apretones aunque en realidad seguía tan delgado de cara cómo siempre.

En ese momento las pisadas de Mimi se hicieron presentes desde las escaleras, John se levantó rápidamente del piso y se lanzó a la cama, fingiendo su mejor papel de enfermo.

-¿John, ya estás listo?- habló la mujer al mismo tiempo que abría la puerta y se asomaba parar ver a John.

-Si, pero no me siento muy bien, Mimi.- dijo con voz lastimera y una expresión de tristeza.

-¿Estás enfermo?- preguntó preocupada, acercándose a la cama, en dónde John yacía recostado.

-Eso creo.

La mayor acercó su mano a la frente del niño y se quedó en silencio unos segundos.

-Tienes fiebre.- dijo finalmente -Será mejor que te quedes y reposes.

Lennon en ese momento quiso saltar de alegría, pero se contuvo y solo asintió.

-Tu tío George saldrá también... Tal vez debería quedarme para cuidarte y

-No lo creo necesario.- interrumpió.

-¿Qué?

-Mimi, te la pasas cuidando de mí y no haz podido ver a tus amigas, me siento culpable ¿sabes? -prosiguió- Por favor vé y disfruta.- finalizó con una adorable sonrisa.

-¿Seguro?

Asintió-. Después de todo estaré en cama todo el día, me siento demasiado mal cómo para hacer otra cosa que no sea descansar.

Mimi lo miró, poniendo algo nervioso al menor.

-Está bien.- dijo al fin -Llegaré alrededor de las seis.- avisó y abrió la puerta.

-Nos vemos.

La mujer asintió y se fue.

John comenzó a reír, ansioso, pero ahogando su risa con sus manos y los labios sellados. Se echó por completo sobre la cama, pensando en porqué no había utilizado antes las cáscaras de plátano para que le diese una fiebre no muy grave. Fue lo mejor que había hecho en la semana -para su beneficio-.

Sintió la puerta principal cerrarse, dudando en si su tío George también se había ido, bajó las escaleras con total cuidado intentando no hacer ruido alguno; al ver que no había nadie en la sala fue al comedor, revisó cada habitación y la casa estaba vacía de no ser por su propia presencia.

-¡Si!- exclamó dando saltos por toda la sala, corrió hacia la puerta principal y salió por ella; a pesar del horrible frío de fuera, John no tomó abrigo o bufanda, salió con lo puesto y no volvería a pisar esa casa hasta las cinco.

Comenzó a caminar en dirección a la parada de buses; mientras esperaba uno, intentaba recordar el camino para llegar a su destino. John recordaba un bar, lo vió cuándo iba con Mimi de compras, apenas escuchó la buena música que provenía de allí quiso entrar, pero fue arrastrado a jalones por su tía.

John aún a pesar de su edad, amaba el rock'n roll y soñaba con poder vestirse cómo un Teddy boy, sentía que ellos podían ser libres y no debían preocuparse por nada.

John quería eso.

El bus llegó y se subió en él, pagó con un poco de dinero que el tío George le había dado por portarse bien, lo que para Lennon había sido un gran esfuerzo, en serio.

Se sentó en uno de los tantos asientos, el bus estaba casi vacío y eso le parecía más cómodo.

Se bajó en el lugar que le parecía conocido, la gente lo miraba, de seguro porque no iba abrigado y temblaba cómo maraca o porque simplemente iba solo. Caminó por todos lados, intentado reconocer alguna tienda, restaurante o lo que sea, pero nada.

Se desanimó, eso sin duda, pero su atención fue captada por una tienda de instrumentos musicales, una guitarra era lo que le gustó. Era de un color caramelo bastante llamativo, John quiso tenerla en sus manos en ese mismo momento y poder rasgar sus cuerdas con tanta suavidad por el miedo de no querer romperla, que con suerte y si emitiría sonido.

Entonces escuchó aquella música.

Se giró rápidamente, intentando escuchar con más claridad, corrió siguiendo la música y para su sorpresa no estaba tan lejos de aquel bar.

Se escabulló intentando no ser notado, el lugar no tenía ni mucha ni poca gente, habían varias mesas vacías, pero decidió no sentarse para no llamar la atención, así que simplemente se fue al rincón más oscuro y se propuso disfrutar de la música desde ese lugar.

Estaban tocando dos chicos, ambos con guitarra; lamentablemente John no podía ver bien a aquellos jóvenes, pero podía describir a uno delgado y diestro y al otro un poco más alto y al parecer zurdo, no pudo notar nada más. Ambos vestían de cuero y cantaban una canción de Elvis Presley.

John se sintió fascinado por el solo que tuvo el chico más alto, tocaba bien la guitarra y su voz era buena, el chico delgado no se quedaba atrás, de eso no hay duda, pero el primero fue el que captó su total atención.

-¿Qué haces aquí?- escuchó la voz de un hombre a su lado.

-Yo...- subió la mirada lentamente, encontrándose con un hombre alto y de apariencia ruda.

-No puedes estar aquí.- dijo en tono duro.

-Pero yo...- John miró en dirección al escenario y pudo sentir que el chico más alto lo había visto.

Fue tironeado hasta la salida, cómo respuesta, John le levantó el dedo medio a aquel guardia y comenzó a caminar pateando piedras.

Quería hablar con aquel chico.

Y cuándo John Lennon quiere algo, lo obtiene.

All my Loving  [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora