《Goodbye S. S.》
Llegaron totalmente empapados, los abrigos solo protegieron solo el torso y cabeza de ambos chicos, sus piernas estaban mojadas y sus rostros húmedos.
-¿Ringo?- soltó Paul al ver a un chico frente a la puerta de su casa, protegido por un paraguas color rojo, estaba acompañado por otro chico, que Paul supuso, era George.
-¡Paul!- el chico subió la mirada, dejando ver sus orbes azules -Ah, John está contigo...- dijo junto a una sonrisa algo amarga, lo que extrañó mucho al par completamente empapado.
-¿Ringo? ¿Ocurre algo?- preguntó McCartney, dirigiendo su mirada hacia George y Ringo; el pelicastaño solo negó.
-Stuart...- soltó junto a un suspiro -Ha muerto.
Tanto John cómo Paul abrieron los ojos de par en par y se acercaron al mayor.
-¿Qué dices? ¡Ringo!
-Es cierto, Paul.- aseguró George con voz firme -Astrid... te envió esto.- dijo entregándole una carta.
Paul tomó la carta con las manos temblorosas, John en ningún momento apartó su mirada del vacilante cuerpo del pelinegro, analizaba cada movimiento hecho por el mayor, aún ninguno de los dos podía tragarse esa cruda noticia.
-Entremos.- dijo Paul.
* * * * * *
George, Ringo y John se encontraban sentados en la sala, cuatro tazas de café humeante reposaban sobre la mesita de centro, todo era silencio, ninguno se atrevía a decir nada. Paul por su parte se encontraba en su habitación, releyendo la carta de Astrid, con los ojos inundados por las lágrimas que se desbordaban dando paso a más lágrimas.
-
Por Astrid.- susurró.
-¿Paul?- la voz de John se escuchó desde el otro lado se la puerta -¿Puedo entrar?
-Puedes.
La puerta se abrió lentamente y John entró para cerrarla tras de sí.
-Él me cuidó por mucho tiempo.- comenzó a hablar McCartney mientras que el menor solo se dedicaba a escuchar lo que Paul tuviese que decir.- Muchas veces lo traté mal y me molestaba con él por cosas pequeñas, pero... él siempre estaba a mi lado, sonriendome e intentando complacer mis caprichos. Debí agradecerle todo lo que hizo por mí.
-Lo hiciste.
-Pero...- John tomó a Paul de las mejillas, las cuales estaban húmedas gracias a las tantas lágrimas que había soltado y seguía soltando.
-Escucha Paul.- dijo con firmeza -Stu estaba orgulloso de ti, le agradeciste y él también estaba agradecido contigo, lo sé.
-¿Cómo estás tan seguro?
-Yo siempre tengo la razón. Además, lo podía notar cuándo hablaba de ti.
-¿En serio?- Lennon asintió -Ahhh uhhh.- dejó escapar junto a un hípido.
-No llores.- besó la punta de la nariz ajena -Tampoco te culpes, ahora él es feliz, esperando pacientemente en el cielo, cuidará de todos nosotros desde ahí, pero claro, especialmente a Astrid.
Paul sonrió.
-Ahora escribiremos una carta para Astrid y le mandaremos todo nuestro apoyo, ¿bien?
-Bien.
-Ese es mi Paulie.- John se acercó y besó la comisura del labio del pelinegro, sonrojando al mayor. John rozaba con sus labios los de Paul, con tanta dulzura y suavidad que el cuerpo contrario se estremecía ante aquello.
-Vamos con los chicos.- susurró Paul con los ojos entre abiertos.
-¿Acaso te dió vergüenza?- preguntó pícaro, alejándose del mayor.
-Claro que no, solo...- bufó -Vamos.
Ambos salieron de la habitación y fueron hasta la sala, ahí seguían Ringo y George.
-¿Ya estás mejor?- preguntó Harrison mirando a Paul.
-Si, un poco.- El de mirada hazel fue a un lado de Ringo y se sentó -Hace tiempo que no nos vemos. ¿Cómo dieron conmigo?
-Por Astrid.- habló el ojiazul -Ella nos mandó dos cartas y pidió que te entregaramos la tuya, nos dió tu dirección, no sabemos porqué lo hizo así.
-Ni yo.- Paul miró las tazas, dos de ellas seguían llenas de café, notablemente frío.
-Me alegra volver a verlos, chicos.- dijo John, quién no había soltado palabra alguna frente a Harrison y Starr.
-Lo mismo digo.- Ringo sonrió con nerviosismo -Nosotros... lamentamos no haber dicho nada sobre Paul.
-Tranquilos. Stu me explicó que era decisión de Paul; además, yo tampoco tomé la iniciativa de acercarme a ustedes.
Todos sonrieron.
-Astrid lo hizo porque... hace un tiempo le mandé una carta, la última que he mandado hasta el momento, le dije que los extrañaba, pero que no sabía en qué lugar vivían exactamente.
En esos momentos Paul pensó en que tristemente, algunas muertes son capaces de unirte con tus seres queridos que no habías podido ver en mucho tiempo.
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All my Loving [McLennon]
Fiksi PenggemarJohn Lennon, un jovencito de casi trece años conoce a Paul McCartney de diez y seis años, quién le roba el corazón, pero no todo en el amor es fácil y el primer amor, cómo muchos saben, no funciona. John tendrá que intentar salvar aquella relación...