Fin del Primer Año

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Algo plateado brillaba ante ella, parecían dos animales, una loba y una cierva; pero de pronto la cierva se había convertido en un lobo y se posó junto a la loba. Los animales eran hermosos, trató de estirar el brazo para poder tocarlos, pero los brazos le pesaban.

Pestañeó. Los animales fueron reemplazados por un par de ojos negros. Otra vez pestañeó y vio el rostro de Severus Snape agitándose ante ella.

—¿Se encuentra bien, Srta. Macías?

—¿Profesor?

No sabía donde estaba, pero entonces recordó.

—¡Profesor! ¡La Piedra! ¡Fue Quirrell! ¡Tiene la piedra! Profesor, tenemos que...

No pudo seguir hablando porque Severus la había silenciado colocando dos dedos sobre sus labios.

—Tranquila, ya pasó —quitó los dedos de los labios de la niña, toda ruborizada—. El profesor Dumbledore destruyó la piedra, junto con la ayuda de Nicholas Flamel

—¿Destruida? Pero...

—No te alteres, sino despertarás a Potter y Madame Pomfrey se molestará porque vine a horas inadecuadas.

Entonces Rini cayó en la cuenta de donde estaba. Era la enfermería y era de noche, estaba acostada en una cama, con sábanas blancas de hilo, y cerca —entre su cama y la de Harry, quien estaba profundamente dormido— había una mesa, con una enorme cantidad de paquetes, que parecían la mitad de una tienda de dulces.

—Son para Potter y para ti. Una cosa que nunca falta en Hogwarts es que algún secreto que exista en este castillo, todo el mundo se enteré y lo que pasó entre Quirrell y ustedes ya lo saben, incluso hasta el pueblo que esta cerca de aquí.

Rini no pudo reprimir una pequeña risa por el comentario.

—¿Hace cuanto estamos aquí?

—Tres días, el Sr. Weasley y la Srta. Granger también estuvieron aquí, pero ellos no tuvieron graves heridas como Potter y usted.

—Pero... ¿la piedra? ¿Cómo...?

—El profesor Dumbledore los salvó, me alegró mucho saber que llegó a tiempo para rescatarlos

—¿Dumbledore? Entonces recibió a tiempo la lechuza que Hermione le envió

—No, se topó con sus amigos en el pasillo y al ver las expresiones en sus rostros, entendió lo que pasaba... incluso me pidió que lo acompañara cuando nos cruzamos en el camino

—Entonces también nos salvo

—No. Dumbledore solo me pidió que fuera con él y que, si era necesario, tendría que intervenir. Dumbledore les quitó a Quirrell de encima y el Señor Tenebroso escapó...

—¿Señor Tenebroso? ¿Así conocen también a Voldemort?

Severus se sintió incómodo al escuchar ese nombre, pero le impresiono más escuchar a la chica llamar al mago más tenebroso de todos los tiempos por su nombre.

—Sí...

—¿Por qué no lo llama por su nombre? Yo no lo digo porque me sienta más valiente, sino porque es como se debe, porque si uno le teme al nombre, solo agranda su temor a la cosa nombrada

Esta vez Severus no pudo ocultar una expresión de asombro al escuchar esa oración. Sonrió y acaricio el cabello de Rini por un rato y no supo como, pero algo lo impulso a abrazarla. Rini se quedó helada ante el gesto del profesor y sentía que estaba roja a más no poder, pero le correspondió el gesto, hundiendo su rostro en el pecho del adulto.

La Serpiente se enamoró de la LeonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora