La Serpiente se enamoro de la Leona

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La luz del sol comenzó a colarse entre las cortinas haciendo que le diera de lleno en la cara a Severus. Trató de levantarse, pero había algo sobre su pecho que se lo impedía. Bajo la vista y se sonrojó recordando lo que había pasado anoche; la visión de Alex sobre Weasley y la orden de Dumbledore de que la chica se quedará con él en vacaciones... Y cuando Alex le pidió que se quedara con ella porque tenía miedo.

Levantó una mano y comenzó a acariciar su rostro con delicadeza, entonces la chica comenzó a moverse y Severus quitó la mano rápidamente. Alex solamente se había acomodado mejor en su pecho y lo abrazaba con fuerza de la cintura. Severus iba a continuar con lo que hacía, cuando escuchó a Alex murmurar en sueños.

—Mmm... Severus... —el profesor simplemente se quedo quieto—.Te... Te amo

Severus no daba crédito a lo que escuchaba. ¿Alex acababa de decir que... Lo amaba? Por el simple hecho de que estaba dormida, pensaría que sólo era la imaginación de la chica pero entonces recordó que ella durante semanas trataba de decirle algo pero nunca lo lograba. ¿Será que eso era lo que le quería decir? Severus rezaba porque fuera real, pero algo en su corazón le decía que no era cierto.

Apartó a la chica de su lado y se levantó de la cama en silencio para salir del dormitorio y bajar a la cocina. Antes de salir, le dio una última mirada.

—Quisiera que lo dice sea real —y cerró la puerta con delicadeza.

Pero justo en ese momento, Alex comenzó a moverse en la cama. Estaba teniendo un sueño extraño:

Era el mismo sueño de Drácula y el Fantasma de la Ópera, pero la situación era diferente. Los dos la miraban con intensidad queriendo decirle que escogiera a uno de ellos de una buena vez y esta vez pudo ver que Drácula era Sirius y el Fantasma era Severus.

Miraba a los dos sin poder decidirse hasta que finalmente le dio la espalda al vampiro y comenzó a caminar hacia el Fantasma, pero algo extraño pasó: sólo dio tres pasos cuando la tierra comenzó a temblar, la luz de la luna era oculta por unas nubes negras y el viento soplaba con violencia.

Se dio la vuelta y vio que Drácula era alcanzado por un rayo de luz verde, un Avada Kedrava y detrás de él se escuchaba la risa alocada de una mujer.

— ¡Sirius!

Se volvió para ver al fantasma y vio que este solamente era envuelto en la oscuridad.

— ¡Severus... NOOO!

La tierra debajo de ella se abrió y comenzó a caer en un abismo.

«No... No...»

—Alex...

—Sirius, por favor no mueras...

— ¡Alex...!

—Severus... No me dejes por favor... Te necesito...

— ¡Alejandra!

La chica abrió los ojos y se incorporó de golpe en la cama. Estaba sudando frío y su respiración estaba agitada.

— ¿Estás bien?

La latina miró hacia donde provenía la voz y su corazón latió más al ver a Severus.

— ¿Qué te paso? ¿Acaso fue una pesadilla?

El profesor no obtuvo respuesta. Alex solamente sintió que las lágrimas comenzaban a correr por sus mejillas y se lanzó a los brazos de Severus.

—Alex...

— ¡Por favor, no me dejes nunca! ¡POR FAVOR!

Severus sintió una pequeña punzada en su corazón, le dolía tanto ver a su pequeña de esa manera. La abrazó con fuerza pero con delicadeza y con una mano comenzó a acariciarle el cabello.

La Serpiente se enamoró de la LeonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora