Primas, otra brujita en la familia

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Ya casi había olvidado como era vivir con muggles, se había acostumbrado a levantarse y ver los terrenos del castillo y a su mejor amiga Hermione, encontrarse a Harry y Ron en la Sala Común de Gryffindor, las clases, los terrenos, todo Hogwarts. Se sintió extraña haber despertado en el dormitorio de su cuarto, pero se le pasó un poco al ver su baúl de Hogwarts abierto a un lado de su cama; el uniforme y la varita sobre una silla enfrente a su escritorio y el estandarte de Gryffindor colgado arriba de la cabecera de su cama.

Los padres de Rini habían pasado una semana en Londres antes de que regresará de la escuela, se hospedaron en el hotel Queens y al día siguiente partieron de regreso a casa y aunque le había gustado su estancia en ese hotel, quería vivir de manera definitiva en Londres, pero no podían.

Se levantó de la cama con pesadez, todavía recordando su último día en Londres y, todavía en pijama, bajó a desayunar. Encontró a sus padres recogiendo todo lo que usaron para su desayuno, ya alistados, viendo un noticiero muggle, pero más que noticias, todos se hacían bromas unos a otros.

Ya saben que aquí El Estacas es malísimo bailando

Y tú sí sabes, Esteban

De que bailo mejor que El Rudo y El Reporñero, sí

Entonces báilanos la Macarena —lo desafió El Rudo

Y que te ayude El Estaca —secundó El Reporñero

Órale —dijo El Estaca poniéndose de pie junto con Esteban—. ¡Venga la música!

Se escuchó la música de la Macarena junto con las porras y las risas de todas las personas del foro.

—Hijos de su... par de cabrones —dijo el padre de Rini partiéndose de la risa

—Y todos los días es lo mismo, siempre se andan agarrando de bajada a cualquiera —comentó la madre de Rini

—Ya se me había olvidado ese noticiero —dijo Rini

—Buenos días —dijo su papá con tono de burla—. Y que te levantas y te peinas

—Cállate —Rini trató de acomodarse el pelo, pero no pudo

Un problema que siempre ha tenido Rini desde que era pequeña era su cabello, era imposible tenerlo bien peinado, incluso si estaba peinada de coleta de caballo, acababa despeinada.

—¿Cómo amaneciste?

—Bien —dejó escapar un bostezo—. Todavía con el horario de Londres

—Y eso que ya son más de las 11

Soltó un quejido y se dejó caer en una silla enfrente de la mesa viendo el noticiero

—¿Ya acabaste toda la tarea que les mandaron? —preguntó su padre levantándose de la mesa

—Sí. La acabé anoche

—Te llevo dos semanas hacerla, chamaca

—¿Qué esperabas? Con trabajos logré hacerla con los libros que tengo

—Nos hablo tu prima mientras seguías dormida —dijo la Sra. Macías sirviéndole el desayuno

—¿Sí? ¿Qué pasó?

—Que van a venir a pasar las vacaciones de verano aquí con nosotros

—¡Genial! ¿No te dijeron cuando venían?

—Hoy, a la 1

—¿¡A la una!? —exclamó Rini atragantándose con el jugo de naranja—. ¿Y porque no me levantaron más temprano?

La Serpiente se enamoró de la LeonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora