Marcas

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Los alaridos de dolor de una mujer, o más bien una joven, no dejaban de escucharse por toda la Mansión Riddle, los cuales eran seguidos por las risas de varios hombres y el de una mujer que parecía que estaba demente. Los gritos de la joven cesaron y ahora se escuchaba su respiración, la cual era acelerada ya que trataba de acompasarla y recuperar aire.

Alex estaba a cuatro patas con varios cortes en su rostro y en su cuerpo. Casi toda su ropa estaba rasgada y algunas de sus heridas estaban sangrando pero no demasiado. Levantó la mirada con dificultad y vio a Voldemort, quien tenía una sonrisa de satisfacción en su boca sin labios.

—Veo que eres más resistente de lo que pensé —su serpiente, Nagini, se trepó hasta sus hombros y él le acariciaba la cabeza. Una sombra de terror apareció en el rostro de la chica y eso llamo la atención del mago—. ¿Qué ocurre? ¿Acaso le temes a las serpientes?

Alex quitó la vista de Nagini y la posó en Voldemort. Frunció el ceño y trató de incorporarse, pero sólo logró ponerse de rodillas y con una mano recargarse para no caerse.

— ¿A una serpiente como tú? Claro que no

— ¿El viejo de Dumbledore no te ha dicho que respetes a tus mayores?

A los mayores. Pero no dijo que te tuviera respeto

La expresión de Voldemort se volvió fría y se mostraba realmente molesto. Le apuntó una vez más con la varita y grito ¡Crucio!

Esta vez Alex no grito, ya no le daría la satisfacción de verla débil y vulnerable. Pero sentía como si miles de cuchillos se clavaran en su cuerpo, además de sentir como si cientos de metales al rojo vivo tocaran su piel. Voldemort intensificaba el hechizo pero Alex no cedió.

Justamente llegó Severus y se hizo camino entre los mortífagos. Cuando llegó hasta enfrente necesito todo su autocontrol para no derrumbarse; Alex estaba siendo torturada y en todo su cuerpo había cientos de heridas que sangraban, el señor tenebroso apartó su varita liberando a la chica de la maldición, cayó de frente recargándose con las manos para no estrellarse contra el suelo y comenzó a jadear.

Se escucho la risa de una mujer a lado de Severus, no necesito voltear para ver de quien se trataba.

—Lo estas disfrutando ¿cierto... Bellatrix? —al decir eso último, se volteo a mirarla.

La bruja tenía una mirada de triunfo y satisfacción.

— ¿Que te puedo decir, Snape? Siempre me ha encantado ver a los Sangre Sucias sufrir y demostrarles cual es lugar

Severus apretó con fuerza los puños y se contuvo de gritarle algo que pudiera ponerlo en riesgo y a Alex.

— ¡Ah, Severus! Al fin llegas —dijo Voldemort en cuanto vio al profesor

La chica al escucharlo, como pudo se dio la vuelta y ahí lo vio. Sus miradas sé encontraron por un momento, pareció que los dos solo se miraban con desdén pero en realidad se transmitían muchas cosas solo con ese contacto visual.

—Sé que te ha de sorprender que tu alumna este aquí, pero necesitaba... aclarar algunos puntos.

—Mi señor —se escucho una voz que arrastraba las palabras, todos voltearon. Era Lucius Malfoy—. Si no es ofensa, podría por favor explicarnos ¿por qué quiso que trajéramos a la Sangre Sucia, amiga de Potter?

Voldemort miró con desprecio a la chica antes de mirar a sus seguidores, pasó su mirada ante todos los presentes y comenzó a hablar.

—El día de mi regreso, esta mocosa estaba acompañando a Potter y eso suponía un estorbo a mis planes. Tenía la intención de matarla pero algo en ella me llamo la atención. Desprendía... magia oscuras —hubo un murmullo entre los mortífagos y con un movimiento de varita de Voldemort, todos callaron—. Resulta que su magia oscura... es idéntica a la mira —con un movimiento de varita hizo levitar a Alex y puso una mano sobre su rostro, no sin antes quitarle de manera brusca sus lentes y arrogarlos. Severus los recogió y guardo con discreción—. ¡Miren todos! —con otro movimiento de varita, le dio media vuelta a la chica.

La Serpiente se enamoró de la LeonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora