Fin del Sexto Año. El sepulcro blanco

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La licántropo seguía cayendo sin importarle ya nada, en su mente seguían pasando las imágenes que acababa de ver: los mortífagos en la Torre. Dumbledore indefenso. Draco petrificado por el miedo. Severus lanzándole la maldición asesina a Dumbledore...

Ese último pensamiento seguía dándole vueltas más que los demás y seguía haciéndose la misma pregunta: ¿Cómo era posible que Severus se atreviera a hacer algo así? ¿Por qué asesinó a Dumbledore si se suponía que el viejo director confiaba en él?

De pronto la licántropo brilló y volvió a ser Alex y Xóchitl.

—¡ALEX! ¿QUÉ HACES? ¡NOS VAMOS A MATAR! —exclamó la loba

Pero Alex aun seguía aturdida con lo que acaban de pasar. Xóchitl se acercó a Alex y volvió a activar la Forma Guerrera. Ya estando a diez metros del suelo, la licántropo se rodeó de una burbuja de aire que logró amortiguar a tiempo su caída. En cuanto tocó el suelo volvió a brillar y a dividiste en dos; Xóchitl se dejó caer de panza y extendió las patas mientras que Alex estaba a cuatro patas todavía en shock.

La loba se dio cuenta de la actitud de su humana y con lentitud se levantó y se le acercó.

—¿Alex? ¿Estás... bien?

La chica seguía con la mirada fija en el suelo clavando los dedos en la tierra y temblaba por la conmoción

—Severus... es imposible

La loba enseguida entendió lo que le pasaba; en cuanto estuvo junto a ella, con un poco de duda, acarició la mano de la chica con su hocico. Alex reaccionó y miró a Xóchitl. Retiró su mano y acarició a la loba detrás de las orejas.

De pronto se escuchó ruido detrás de ellas y vieron que los mortífagos salían corriendo de la Torre de Astronomía, minutos después salieron Draco... y Severus.

En cuanto el profesor salió su mirada se encontró con la de Alex; no se veía ninguna expresión en su rostro, pero Xóchitl —por una vez en su vida— se fijó en los ojos del profesor y pudo ver en ellos... ¿Tristeza? ¿Arrepentimiento? La loba sabía que debía de existir alguna explicación para eso (aunque le costará admitirlo); miró a Alex y le sorprendió ver su mirada, ya no era la de siempre. La chica al ver a Severus comenzó a sentir algo brotar en su pecho; ya no era amor, sino decepción, tristeza... y rabia.

Se puso en pie y sacó su varita. Xóchitl vio la reacción de la chica y se asustó, jamás la había visto tan molesta, ni siquiera cuando se enfrentaron a los mortífagos en el ministerio ni contra Bellatrix cuando asesinó a Sirius.

De pronto se escuchó que alguien salía de la Torre y las chicas se sorprendieron de ver que se trataba de...

—¡Harry!

El aludido volteó y vio a las chicas corriendo hacia él.

—Harry ¿Pero de dónde...?

—¡Snape mató a Dumbledore! ¡No intentes detenerme Alex porque...!

—¡No lo haré Harry! —el azabache se sorprendió ante las palabras de su amiga—. Yo iré contigo a detenerlo y hacer que pague

Lo normal sería que Alex defendiera a Snape y dijera que no fue él, pero Harry se sorprendió escuchar a su amiga decir que sabía lo que pasó y que le ayudaría a pelear contra él. Antes de que el azabache dijera otra cosa, la chica salió corriendo en busca del profesor, y él y Xóchitl salieron tras ella.

Corrían entre los combatientes de Hogwarts y los mortífagos, esquivando hechizos y escombros que caían por todos lados. Más de una vez se encontraban con algún aliado quien preguntaba tratando de averiguar qué pasaba, pero Alex solamente pasaba de largo y Harry y Xóchitl simplemente se disculpaban.

La Serpiente se enamoró de la LeonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora