Capítulo 6

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Estas ultimas semanas me las había pasado estudiando para los exámenes y para mi mala suerte el primero que iba a presentar era Cálculo. Suspire haciendo que varios mechones de mi cabello se pusieran en mi rostro, alguien aclaró su garganta, así que quité mi vista del odioso libro de Cálculo para ponerla en mi acompañante, mis ojos se ampliaron al ver lo que tenía en una de sus manos, me levanté y lo quité de sus manos, di un enorme sorbo y gemi.

-Espero que hubiera sido para mi.
-Si, era para ti- dijo sentándose a mi lado- Cálculo, ¿eh?
-Desagradablemente si- suspire con fastidio.
-Yo podría ayudarte. Ya sabes, darte tutorías.
-¿Harías eso por mi?- dije con una enorme sonrisa.
-Por supuesto. Soy tu amigo y siempre me encargaré de que tengas éxito.
-Ok, ¿cuando empezamos?- dije entusiasmada.
-Cuando quieras.
-De acuerdo, ¿te parece si hoy en la tarde en mi residencia?
-Claro
-¡Genial!
-¿No has hablado con los padres del idiota que mandaste a la mierda junto a ellos?
-Nop, pero estoy completamente segura de que ellos hablaron con mi madre.
-¿Porque?
-Me pidió que fuera a casa saliendo del instituto y dijo que era muy urgente.
-¿Necesitas apoyo?
-No, gracias- tomé su mano sobre la mesa y le sonreí, hizo lo mismo, pero después miró nuestras manos unidas, fruncio el seño y me miró, luego se levantó.
-Tengo que irme- se fue pero decidí seguirlo.
-¡Espera!- me interpuse en su camino- ¿Qué sucede?
-No es nada, sólo tuve un recuerdo.
-¿Un recuerdo sobre qué?- alce una ceja y él miró hacia otro lado- No confías en mi, ¿no es así?- me cruce de brazos y frunci el seño.
-Aud...
-No, entiendo. Como si me importara que no confíes en mi.- le di la espalda y me fui.
-¡Audrey!- seguí mi camino sin voltear atrás.

***

Estaba frente a la puerta de la casa de mi madre, pero no sabía si debía entrar de una vez o esperar unos minutos más. Estaba completamente segura de que ya no me apoyaría con la universidad. Toqué el timbre un par de veces y esperé a que abrieran el portón, en cuestión de segundos éste se abrió.

-Hola señorita Belikov.
-¿Como es la situación?
-Sólo puedo decirle que su madre llegó muy molesta de la casa de los padres de su novio.
-Ex novio.- suspire y sonreí- Gracias por la información.
-De nada- se hizo a un lado para que pudiera entrar, nos dirigimos a la entrada de la casa y entré.
-¡Mamá!- salió de su oficina y me sonrió pero no parecía molesta.
-Audrey.- caminó hacia mi.
-Sé que me dejarás de apoyar con mis pagos en la universidad por lo que...- justo en ese momento me abrazó así que frunci el seño.
-Lo siento- susurró.
-¿Que sucede?- me separé de ella y la miré confundida.
-Siento haberte tratado mal todos estos años y forjarte un futuro que no quieres, es sólo que... - sollozó- cuando murió tú padre no pude soportarlo, tenía que encontrar un culpable de su muerte y lo encontré en ti, sé que no tuviste la culpa, sólo eras una adolescente que aún no sabía ser responsable- varias lágrimas se deslizaron por mis mejillas.
-Mamá... siento haber conducido ebria ese día, yo...
-Lo sé, jamás volveré a culparte, eres mi hija y te amo- sonreí y esta vez yo la abracé.
-Melissa me dijo que llegaste molesta de la casa de los padres de Connor, ¿porqué?
-Oh, es que me invitaron a su casa, pero los muy idiotas no tenían su puerta cerrada así que entré y escuché que dijeron que sólo querían quitarnos nuestro dinero.
-¿Como iban a hacer eso?
-Harían que te obligara a casarte con su hijo.
-Pero ellos tienen dinero.
-Están en bancarrota.
-Por eso Connor estaba decidido a disculparse, quería que volviera con él para ayudar a sus padres.
-Él no lo sabía.
-¿Entonces quería disculparse en realidad?
-Sí, creo que en verdad estaba interesado en ti.
-¿Como lo sabes?
-Él escuchó cuando discuti con ellos por lo que intentaban hacer.
-Bien, tendré que disculparme con él, aunque no volveremos, una vez lo amé pero lo que me hizo borró ese amor que tenía.
-Ok, ¿entonces todo bien entre nosotras?
-Claro, mamá. Bien, ya tengo que irme, tengo una tutoría.
-¿Con quién?
-Con un idiota- aún seguía molesta con Adam por no haber confiado en mi.
-Oh, de acuerdo.

***

Entré a mi residencia y me detuve al ver a Connor esperándome frente a la puerta de mi cuarto. Me sonrió cuando me vio caminando hacia él.

-Hola Connor- sonreí.
-Audrey, tengo que hablar contigo, mira...
-Te perdono.
-¿Que?- fruncio el seño.
-Te perdono.
-¿Porque me perdonas?
-Mi madre me dijo lo que pasó en casa de tus padres.
-Ah, yo no lo sabía, pensé que en realidad les agradabas y por eso me aconsejaron a que sería una buena idea si te pedía matrimonio.
-Tus padres son unos idiotas.
-Lo sé, ¿todo bien entre nosotros?
-Por supuesto.- me abrazo.
-Espero que seas feliz.
-Tú igual- nos separamos.
-Te veré luego- se despidió de mi y se fue, mi sonrisa se borró al ver que Adam venía y miró de mala manera a Connor.
-Al fin llegas- le di la espalda mientras metía la llave a mi cuarto.
-¿Aún sigues molesta?
-¿Molesta? No se de que hablas- abrí la puerta y entré.
-No es que no confíe en ti, ¿ok?- dijo entrando después de mi.
-Aja- me senté en uno de los sillones de la sala y me crucé de brazos mientras fruncía el seño.
-Pareces una niñita molesta a la que no le quisieron comprar un helado.- lo fulmine con la mirada- Por cierto, ¿qué hacía ese tipo aquí?
-¿Porque tendría que contártelo? Sólo eres mi tutor.
-¡Oh!¿Enserio?- asenti- Bien, me parece perfecto- se dirigió hacia la salida, pero me interpuse en su camino.
-Aún no te he dicho que podías irte.
-¿Así que no quieres que me valla?- sonrió.
-No, aún quiero pasar cálculo.- su sonrisa se borró y yo sonreí.- Mejor sientate, tengo cosas que hacer así que hazlo rápido.- hizo lo que le pedí, fruncio el seño y tomó una de mis fotos.
-¿Quien es él?- me senté a su lado y miré la foto, entonces un nudo se formo en mi garganta impidiendome hablar- ¿Es tu hermano?
-No- susurré, miró mi rostro.
-Lo siento, no debí preguntar.
-Descuida, tarde o temprano llegaría este momento.
-No tienes que decirme si no quieres.
-No te preocupes, confio en ti para contártelo.
-No, no tienes porque contarmelo, yo no te he dicho lo que me pasaba.
-Descuida, no tenías porque decírmelo si no querías, pero quiero decírtelo, tal vez pueda desahogarme.
-¿Segura?- asenti.
-Su nombre era Jason. Nos conocimos en una cafetería, se suponía que teníamos una cita que planeamos por internet, la cita fue muy agradable, temía a que fuera igual que los chicos vacíos que solo piensan en sexo, dinero y chicas, pero fue lo contrario lo cual me hizo enamorarme de él. Seis meses después de que ya éramos novios oficiales tenía algo urgente que decirme, pensé que sería malo, tal vez que tenía otra chica o que tenía que irse del país para siempre y no fue así. Se sinceró conmigo diciéndome que él no era mi cita, me contó que el que sería mi cita lo mando a que conociera a la chica con la que saldría, pero le mintió diciéndole que era la peor de todas y se merecía algo mejor, así que Jason decidió ir en su lugar para ser mi cita, inmediatamente mis malos pensamientos se fueron y los remplace con una sonrisa. Pasamos por cosas geniales, jamás pensé poder enamorarme de tal grado de un chico como él a pesar de que era años mayor que yo y de hecho mi mamá lo desaprobó. Jason comenzó a hacerse distante conmigo porque había entrado a la universidad a cumplir sus sueños, casi no nos veíamos, me llamaba una vez a la semana y me mandaba escasos mensajes. Por eso me empecé a sentir sola, lo necesitaba tanto que terminé acostándome con su hermano menor, él cual era de mi misma edad y a él si lo aprobaba mamá, él era nada más y nada menos que Connor. Jason se enteró de lo que había hecho hasta llegamos a una fuerte discusión, tanto que se embriagó y condujo tomado, esto ocasionó que chocara contra un árbol y... - varias lágrimas se deslizaron por mis mejillas- murió, entré en depresión aproximadamente un mes entero, consumía drogas para apagar el dolor y estuve a punto de morir por sobredosis, Connor logró ayudarme, me dio su apoyo y se gano por completo mi corazón.- solloce- Siempre me culpe por su muerte y jamás podré superarlo, es sólo que... - negué y comencé a llorar.

Adam me cargó colocándome sobre su regazo así que escondí mi rostro contra su pecho mientras me desahogaba, no podía parar de llorar. En lo que mis puños se aferraban a su camiseta él acariciaba mi espalda de arriba hacia abajo para lograr tranquilizarme.

Entre Tus BrazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora