Capítulo 14. Hermandad

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La primera en despertarse fue Val. Se desperezó al lado de Samantha y saltó a abrazar a su hermano en la cama vecina. A los pocos segundos, todos estaban despiertos. Samantha se negaba a abrir los ojos, cuando salió de los brazos de Morfeo recordó la noche anterior y la embargó una gran angustia, temor y por sobre todo vergüenza. ¿Que debía hacer? ¿Que había significado ese beso? Era obvio que le gustaba a Sai, pero ¿él le gustaba? Era un muchacho atractivo, simpático, inteligente, gracioso, pero ¿le gustaba lo suficiente para que dejara de ser su amigo? ¿Y si algo salía mal y ya no podían ser amigos? ¿Y si Val se molestaba?.

—¿Cuanto más piensas fingir estar dormida?— preguntó Sai a escasos centímetros de su rostro

—Ehmm — abrió los ojos asustadas y se encontró con la mirada de Sai a escasos centímetros de ella, y lo que era más importante, a su boca a menos centímetros aún de la suya—no estaba fingiendo solo... repasando algunas cosas.

Samantha notó que Val aún no salía del baño por lo que se encontraba a solas en la habitación con Sai, sin poder evitarlo, sus nervios aumentaron mientras se reincorporaba. Sai se había cambiado de cama y estaba sentado a su lado. Estaba despeinado, y aún así se veía atractivo y hasta sexy. En cambio, Samantha estaba despeinada y no había nada remotamente sexy en eso. Intentó arreglar un poco su cabello con disimulo.

—Pensabas en el beso, ¿no?

—Si— contestó apenada sintiendo como comenzaban a encenderse sus mejillas

—Yo también. De hecho, se me antoja otro— dijo en un susurro gutural.

Samantha abrió los ojos tan grandes como eran y lo miró.

—¡No te asustes!— rio— Val esta por regresar; no quiero que ella, bueno, se entere así.

—Oh, ¿crees que se moleste?— su ceño reveló su preocupación

—Para nada, estará encantada, pero... — se encogió de hombros.— sabes lo mandona y regañona que puede ser y es muy temprano para eso.

Samantha sonrió un poco aliviada.

—¿Se te hizo incómodo?— preguntó Sai casi en un susurro rozando su oreja.

Meditó su respuesta mientras un escalofrío la recorría— no incómodo, quizás un poco raro— al ver la cara de Sai, se apresuró a explicar— es que eres mi amigo y bueno...

—Eso no tiene por qué cambiar, ¿lo sabes verdad?

—¿Que no tiene que cambiar?— Val entraba en la habitación desperezándose otra vez.

—Hablábamos de la película— dijo Sai divertido—. Terminó siendo un vampiro besucón.

—Mala. Malísima. Hoy yo escojo la película en el cine— respondió ignorando las sonrisas reprimidas de su hermano y Samantha.

—¡Qué va! Ayer dijimos que veríamos la de espías— replicó Sai; se había levantado de la cama y buscaba dentro de sus cosas lo necesario para entrar al baño—. Si quieres, esta noche tu escoges el tema del maratón— concedió

—Eres un pesado— dijo Val— Apóyame Sam

—¿En que es un pesado o en la película de espías? — la muchacha sonrió ante la mueca de Val y continúo —. Creo que podríamos ver otra que no fuese de espías, de verdad que suena muy aburrida.

Samantha se carcajeó al ver como Val ponía cara de haber ganado un juicio en la Corte Suprema de Justicia y hasta agradecía a un público inexistente.

—Bien, veremos la romántica esa que estaba en cartelera— Sai le dedicó a espaldas de su hermana un guiño a Samantha.

—Prefiero la de Espías— dijo Samantha apresurada, volviendo a sentir sus mejillas arder.

Gemas de Poder: Sobrevivir Con PoderesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora