Thaly escuchó a su hija todo el camino hasta la heladería, en la heladería y hasta que llegaron a la casa. Samantha no pudo contener su rabia y le describió con detalles a su mamá lo que había visto y cómo se había sentido. Habló de sus sentimientos sin reservas y sin temores, ya había quedado vulnerable, no podía hacer otra cosa que sacar de su pecho todo el dolor y la vergüenza que la embargaba.
Antes de entrar a la casa, Thaly tocó el tema que más le había preocupado toda la noche: la adopción y Samantha al respecto fue clara:
—Mamá yo no he cambiado de opinión. Sí, estoy molesta, y me provoca levitarlo hasta un edificio muy alto sin ascensor y escaleras y dejarlo allí un par de días, pero lo sigo queriendo. Esto no cambia nada. La rabia se me pasará, pero nunca me perdonaré si por esto no sigues con la adopción.
—Sabía que dirías eso hija, pero necesitaba escucharlo. Al final cuando te sobrepongas no dejarás de quererlo, aunque quizás ya no sea de la misma forma.
Samantha sabía que su mamá tenía razón; el dolor que sentía, por muy grande que fuera, algún día pasaría y por lo tanto no sería justo ni con Val ni con el mismo Sai que la adopción y los planes que tenía su familia con ellos se viesen perjudicados. Ellos eran sus amigos y serian como sus hermanos; ese acercamiento nunca debió darse y estaba segura de que con el tiempo se daría cuenta de que todo había pasado para mejor, aunque no podía dejar de reprocharle a Sai el modo de hacer las cosas.
* * *
«Una razón más para no ir a la Universidad» pensó Samantha mientras se alistaba la mañana siguiente. No quería ver a Markus, a sus bullkens y ahora tampoco quería ver a Sai porque no sabía si podría contenerse las enormes ganas que tenia de pegarle y gritarle. Aún no estaba lista para afrontar esa situación.
Pese a todos sus esfuerzos por llegar tarde y evitar el primer encuentro, llegó a la Universidad justo a tiempo para ver a Val y Sai terminanado sus asignaciones y a Ythan leyendo con sus audífonos a varios pasos de distancia, Samantha los vio y suspiró.
—Estarás bien —le dijo Thaly para animarla.
—No estoy acostumbrada a sentir toda esta rabia —confesó.
—Recuerda que si lanzamos al mar una hoja, no siempre podremos volver a recuperarla, porque las olas se encargaran de alargar las distancias.
—No es fácil mamá. Me siento tan traicionada. No se cómo manejar esto—confesó
—Dale tiempo—atinó a decir Thaly— pero ten en cuenta que la distancia que se cree entre tú y Sai, quizás no puedas recuperarla cuando se te pase la rabia.
Con esas palabras de su mamá Samantha se bajó del carro. Dio un largo suspiro mientras imaginaba como Sai se iba alejando poco a poco de ella y sabiendo que cuando ya no sintiese rabia por él, quizás la amistad quedara arruinada sin reparación. El tiempo y el espacio no siempre eran los mejores aliados.
Aún así se dirigió primero a Ythan, no podía permitir que lo sucedido volviera a apartar a Ythan de las personas. Se paró frente a él y cuando la miró ella le tendió la mano y lo levantó del piso.
—Ya basta de ser un ermitaño —le reclamó— por lo general eres una persona agradable, lo serías más si no te la pasaras solo.
A duras penas lo llevó hasta la mesa donde estaban Val y Sai. Ver separados a sus amigos, como extraños, le dio la fuerza que necesitaba para asegurar de que no podría mantenerse alejada de Sai, «solo porque éste ha sido un perfecto estúpido», se dijo a sí misma.
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Gemas de Poder: Sobrevivir Con Poderes
Fantasía¿Qué pasaría si despertaras de una espantosa pesadilla recurrente, en medio de un ritual de atadura de poder que te está haciendo tu familia? Samantha siempre se había creído a lo largo de su vida, una adolescente corriente, estándar e incluso este...