XXI.

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Y han pasado semanas, días y horas. 

Oliver pasa "trabajando", llegando a altas horas de la madrugada, ya no es el mismo y aún no entiendo porqué.

íbamos tan bien, estábamos siendo una familia hasta hace poco. Que comenzó a ignorarme, a esquivarme y mentirme.

No soy tonta, sé que no se queda trabajando hasta tarde. Él seguramente debe estar visitando alguna amante, o algo así. Y es lo que más lástima me da, que quizá aún no me lo dice porque siente pena por mi, porque sabe que no tengo donde ir.

Pero yo necesito alguien que me diga las cosas como son, que me hable claro y directo y que no ande con juegos.

Algunas veces, me siento tan pendeja estando con él.

En el sentido de que, el es mayor que yo, y algunas veces se nota. Es difícil pasar por la calle, con nuestra hija y ambos tomados de la mano.

Pero eso no me importa, yo a él lo quiero, pero ahora estoy dudando que el amor sea mutuo.

-¿Hola? Llegaré tarde hoy, Dharma- me dijo desde la otra línea de la llamada.

-No, te vendrás a penas salgas del trabajo. Tenemos que hablar, y es serio- le corté y dí un suspiro.

No sé si es la manera correcta, pero necesito que me diga lo que está pasando.

-"Voy en camino a casa"- me envió un mensaje de texto, diciendome eso.

¡PERFECTO DHARMA!, pensé con sarcásmo.

-Necesito saber que está pasando- comencé a caminar de lado a lado, convenciendome de que decirle- No, mejor: Necesito que me digas ahora que ocurre. ¿Qué te está pasando? Dime la verdad, Oliver. ¿Ya no me quieres? ¿Hay otra?

Tanto darme vueltas, pensar y pensar que Oliver ya estaba entrando a la casa y yo quedé con nervios de punta.

-Bien, ¿y de que querías hablar?

-Oliver, escucha...- di un suspiro- ¿Qué nos está pasando?- le pregunté con un poco de timidez.

-¿Por qué? Encuentro que estamos normal- se encogió de hombros haciendo una mueca.

-Sabes perfectamente que no es así, ¿Hay otra?- le pregunté y el sólo me miró con tristeza. No me respondió nada, sólo agachó la cabeza- ¿Si hay otra, verdad?- no pude evitar que mis ojos se cristalizaran.

-No Dharma, no hay otra- el estaba de la misma manera que yo.

-Entonces dime, ¿que paso? Sé que no te quedas hasta tarde a trabajar, en algo andas, y no sé que pensar- exploté en llanto, necesitaba saber lo que le pasaba.

-Me enteré de algo, Dharma ¿si?- no me miraba, mantenía la cabeza abajo.

-¿De qué?- le pregunté y se quedó callado.

-No puedo decirtelo, no estoy seguro aún- 

-¿Te acostaste con otra chica?- le pregunté- ¡¿Con que se relaciona!?- grité.

-¡Con mi hija!- me gritó y pude ver mucho dolor en sus ojos.

-Tú...- comencé a respirar con dificultad- ¿Tendrás una hija?- le pregunté en voz baja. Comencé a llorar como nunca había llorado antes, me costaba respirar, las lágrimas no dejaban de salir. 

Él solo se quedó callado, llorando y yo sentada en el sofá llorando también.

Pasaron unos cinco minutos, de silencio y de escuchar nuestro llanto. Me paré del sofá, para dirigirme a mi habitación y el me tomó del brazo.

-Dharma yo...- suspiró.

-No tienes nada que decirme, Oliver- me solté.

-No, Dharma en serio déjame hablarte- me volvió a agarrar de la mano.

-Tú, si quieres... me voy con mi hija y...- suspiré, iba de suspiro en suspiro- y así podrás dejar que venga la otra chica...-

-Dharma, no hay otra chica- suspiró.

Yo sólo quedé mirándolo como tonta, ¿no hay otra chica? ¿Ni otro bebé? 

-A ti es a quién yo amo- me tomó de la cabeza- Y nunca te podré reemplazar por nadie, porque tu...- miró hacia abajo- me diste a una pequeña que adoro con mi vida, pero también me diste una familia. Y tú eres mi todo. Disculpame, pero tengo cosas que hacer- tomó su maleta, secó sus lágrimas y se dirigió a la puerta.

-¿Es una despedida?- le dije llorando.

-No, no lo sé- se giró- Volveré temprano, y aclararé todo. ¿Está bien?- me dió un abrazo de esos que no me daba hace semanas.

-Está bien.

Definiendo mi futuro (Completa) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora