-Realmente me llamas la atención- dijo Oliver mientras me sonreía. No hice nada más que reírme.
-Oliver...-
-¿Qué pasa?-
-Tengo miedo de querer a alguien-
-Yo te voy a querer a ti, y tú vas a querer a ese bebé-
-Todas las personas que quiero, mueren...
-Dharma- ya es día, pasé la noche llorando pensando en sus palabras- Dharma- tocaba la puerta Oliver.
Me paré y abrí la puerta, y rápidamente me dirigí al baño sin decirle ni una sola palabra.
-¿Seguirás enojada?- me preguntó cuando cerré la puerta del baño en su cara.
-¿Sabes lo que dijiste?- le pregunté desinteresada mientras me lavaba el rostro.
-¿Te molestó que dijera que tu hijo no es mío?- me preguntó y se rió irónicamente- Pero es cierto, ¿quieres que te mienta? ¿Que te diga que me encantó esa noche llena de placer donde hicimos a "nuestro hijo"?- dijo sarcásticamente mientras marcaba la palabra "nuestro".
-Vete a la mierda Oliver- salí del baño sin ganas de verle la puta cara.
-¿Es eso lo que te molestó?- decía mientras iba detrás de mi dirigiéndose a mi habitación.
-Me molestó que...- no pude hablar más porque el celular de Oliver sonó.
-Hola ¿Caitlyn?- preguntó el y lo miraba con odio- Oh cierto, Edward... vale, voy para allá... Dame la dirección por Whatsapp- suspiré y continué hacia mi habitación- Bueno, adiós cuidate- colgó y camino hacia la puerta de mi habitación.
-Era...-
-No me hables- me puse los audífonos y puse "Runaway - Galantis".
El sólo me miró con disgusto y salió de mi habitación seguramente a ir a buscar a SU hijo.
Estoy hablando como si odiara al pequeño Edward, pero no lo odio a él, si no que odio mi desconfianza hacia Oliver con Caitlyn. Tengo miedo de que se enamoren nuevamente, que tengan algo y a mi me deje botada. Tengo miedo de perderlo, y estoy actuando como un estúpida.
Me vestí lentamente, no tengo ánimos de nada. Me puse mis pantuflas, y bajé al living. Me senté en el sofá, y comencé a tocar mi vientre, momento madre e hijo/a.
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De un momento a otro, entró Oliver con un bebé en brazos. Seguramente el debe ser Edward. Los miré y no pude evitar sonreír.
-Mira pequeño Edward, ella es Dharma- lo dejó en el suelo y lo tomó de la mano para que caminaran juntos.
El pequeño solo me miró y con su mano derecha me saludó.
-Hola pequeño- me acerqué a el y con dificultad me agaché a mirarlo más de cerca.
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