Capítulo Uno: La Pequeña Isabela

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Isabela

Miraba desde mi balcón a mi "familia" tomar el tan habitual desayuno de cada día, a la misma hora, de toda mi vida.

Primero, estaba mi madre, la señora Clarisa Williams.
Los periódicos de ésta semana no han hecho más que hablar de sus actividades altruistas, las mismas que lleva haciendo desde que se casó con mi padre.

Michael Williams.

Un hombre estricto, recto y sobre todo, muy bien acomodado dentro de la sociedad aristócrata de la ciudad.

La ambición de mi padre por el poder era tal, que no le importó pasar sobre las vidas de mis hermanas para obtenerlo, y no dudo que lo hará conmigo también.

Y aquí la historia de mis hermanas.

La mayor de nosotras, Danna.
Una chica bastante especial, pues mi hermana era de las típicas señoras que se interesaba por el "que dirán" de mí, de mi familia. Así es, mi hermana es una chica achapada a la antigua, una dama aristocrática de verdad.

Pero su historia comienza con su esposo, pues mi hermana mayor estaba casada con la mano derecha de mi padre, el gran...

Cristóbal Green.

El mejor abogado, después de mi padre, en la firma de la familia. Y resulta que, Cristóbal, es el hijo del mejor amigo de mi padre y es por eso que no solo obtuvo trabajo en el despacho de mi padre, no, sino que también obtuvo a la hija mayor de Michael Williams.

Bravo, un aplauso por su innovadora idea de vida, bravo Cristóbal.

Por otro lado, está Anna.
Ella, bueno, mi hermana es bastante curiosa ahora que la menciono; ya que hasta ahora mi hermana es la única que se ha escapado de todos aquellos que quieren emparentar con los Williams.

Oh sí.

Y lo curioso que tiene mi hermana es que, le ha dado en la torre a mi madre, ¿Cómo? Bueno, mi hermana mayor se casó con un pintor sin apellido de peso y no con el predilecto que mi madre quiso para ella desde un principio.

Sí señores, mi madre junto con mi padre, comenzó a buscarle esposo a cada una de nosotras.

Pero olvidémonos de eso por un segundo y volvamos al esposo de Anna.
Y con ustedes...

Austin Muller.

Un pintor de noble corazón que suele empalagarte con sus discursos filosóficos acerca de la vida y del movimiento del hombre a lo largo de su periodo en la Tierra.

Creo que a veces se siente profesor de historia.

En fin.

Y al final, y no es que sea menos importante, está mi hermana Hanna.

La más espiritual de nosotras, la que siempre está dedicada a llevar bondad a todo el mundo.
A veces siento que se parece a una monja, ya que siempre que hago de las mías, es la que más se asusta.

Es tan... Inocente.

Dagh.

Ella está casada con la mano derecha de mi padre, el callado de la familia...

Gabriel McCain.

Gabo es más bien un hombre serio, pero no por eso es tímido a la hora de defender a uno de sus clientes, oh no.
Mi cuñado es bastante fiera si es que está en un jucio.

Grrr.

Y al final...

Redoble de tambores por favor.

Isabela, la niña buena ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora