Capítulo Treinta Y Ocho: Vete Ya

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Isabela

—¡Orden de la mesa ocho!

Asentí acomodando en el plato el platillo y dejándolo en la barra para Josh.

—¡Mesa Ocho!

Josh llegó rápido y se llevó el plato mientras que Jou atendía otra mesa.

—Ok. Vamos bien— asentí volviendo a mi mesa a preparar la siguiente orden.

—¿Bela?— dijo Kal. —¿Cómo vamos?

—El barco sigue a flote.

—Perfecto— dijo sacando de su bolsillo su celular —¿Lo ves? Todo sigue bien, tranquila, Bela lo tiene todo en orden.

Negué riendo sabiendo que era Hayden la paranoica que llamaba a Kal cada hora para checar que nada aquí se saliera de orden.

—Todo bien, loca— reí —Tu novio está intacto, no me he quemado las pestañas y lo único que se salió de control es el estómago de Jou.

—Eagh, ¡Bela! Yo no tenía que saber eso.

—Entonces no molestes a Kal que necesito sus manos en los sartenes.

—Que graciosa— bufó —¿Todo en orden?

—En perfecto estado.

—Me dijo Kal que quieres ir a la bodega sola.

—Tranquila— bufé —Me pusieron guardaespaldas.

—No es gracioso, ya una vez te escapaste sola y por eso Jou no deja que lo hagas, sabes que está lejos y que...

—¿Mamá eres tú?— me burlé —Si mal no recuerdo, llegué sana y salva hasta que Jou me encontró y casi me regresa de las orejas.

—Pues hizo bien.

Rodé los ojos.

—¿Te parece si lo dejamos por la paz? Logan me acompañará y regresaré antes de que anochezca.

—Ya entendí. Cuídate por favor.

Sonreí y volví a hablar.

—Oye.

—¿Qué pasa?

—Te quiero.

—Yo también.

Colgué la llamada y le devolví el celular a Kal.

—¿Estás segura de ir con Logan?

—Claro— me encogí de hombros —Sólo vamos a ir, empacamos la comida y después nos regresamos.

—¿Sabes conducir el camión?— alzó una ceja

—He practicado un poco.

—¿Practicado?— Logan bufó y se acercó a ambos —Mejor conduzco yo.

—Dije que he practicado, bien puedo hacerlo.

—Claro— ironizó

—¿Pero qué demonios...

—Jefa— sonrió Jou y se puso en medio de Logan y yo antes de que le gritara a la cara muchas cosas —¿Por qué no nos calmamos? Porque allá afuera están muchas personas que quieren probar tu deliciosa comida.

Quise decir más, pero Jou no me dejaba y Kal empujaba a Logan a su estación sin que éste último dejara de mirarme con sus ojos filosos. Ambos éramos el reflejo del dolor y molestia.

—¿Qué te sucede?— susurró Kal

—No quiero morir. Es todo— espetó Logan y se fue de nuevo a su lugar.

Isabela, la niña buena ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora