Capítulo Quince: Ése Amigo

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Logan

Miré a Bela mientras que ella solo se mantenía en silencio y yo estaba a su lado. Me mantenía callado mientras que ella miraba su taza de té y se esforzaba por no llorar, ¿Cómo lo sabía? Fácil, porque sostenía con tanta fuerza ésa taza que la piel de sus manos comenzaba a tornarse amarilla, casi blanca.

-Dame eso- negué y le quité la taza

-Lo siento- musitó

Dejé la taza en la mesita de noche y volví a mirar al frente, no quería seguir incomodándola con mi mirada, pero fallé.

-¿Por qué?- la miré

-Por golpearte-

-No importa ya- sonreí a penas -Golpeas como una niña, además, creo que me lo merecía por ser un entrometido aquí-

-No lo eres- negó y me abrazó

Me sorprendí al sentir sus brazos aferrarse a mí como nunca antes.
El corazón comenzó a latirme demasiado rápido y hasta la garganta se me había secado en un instante, estaba sorprendido y anonadado; pero aún así me aferré a ella también y la abracé fuerte.

-Sé que he sido mala...-

-Estás loca- sonreí -Tú eres así, no importa, no pienso cambiarte-

-Perdóname aún así-

-Perdonada-

-Gracias por quedarte-

-Siempre que me necesites, siempre voy a estar aquí Bela- la miré -Para eso estamos los amigos-

-Que raro eres- sonrió

-¿Yo?-

-Nunca habías comido tacos- me miró mal

-Bueno, en eso sí- asentí -Pero en lo demás, tú me ganas-

-Claro- bufó

Ella suspiró y aún así, siguió abrazándome como yo a ella. Era reconfortante tener un abrazo en un momento triste e incluso en uno amargo, como dice ella, es necesario tener un amigo a lado.

Y yo quería ser ése amigo.

Mierda.

Creo que me estoy enamorando.

(...)

-¿Debería tomar una foto?- rió alguien

Fruncí mi ceño y seguí durmiendo, o eso quería hacer, pero la quisquillosa voz de Kaleb no me dejaba.

-Listo-

-Lárgate de mi cuarto sabandija- murmuré con los ojos cerrados

-¿Por qué no despiertas y me golpeas?-

-No estoy de humor para tus bromas-

Me aferré de nuevo a mi almohada.

Que rara mi era almohada.

Ayer no recordaba tener una tan larga, hasta las piernas las tenía enrrolladas alrededor de...

-Mierda- dije y me levanté de un saltó

Me pegué contra la pared, pero eso no me importó, porque aún así seguí mirando a Bela dormir tranquila mientras que yo estaba bastante asustado.

-¿Pero qué?- miré a Kaleb

-Deberías verte- rió él -Estás más blanco que una hoja-

-Cállate, Kal- espetó Hayden

-Demonios- musité negando

Isabela, la niña buena ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora