Isabela
Miraba a través del cristal el día hermoso que hacía hoy, pero eso no me importaba ahora porque ayer había dejado de lado ésos pensamientos para tratar de encontrar en los míos las respuestas que quería de mí.
Trataba de pensar en todas las cosas que me habían pasado, pero aún no tenía las respuestas que necesitaba, aún no podía ni siquiera creer en todo lo que tenía ahora.
Estaba en casa, mi padre me había dado el restaurante por fin, hoy sería mi fiesta de cumpleaños y hasta ya había pasado mi examen final.
¿Qué más me faltaba en éste instante?
-Bela- miré a mi hermana
Hanna se sentó frente a mí, estaba en el diván con la mirada triste y los ojos rojos, desde ayer, no sentía que tenía otro lugar a dónde ir más que a éste.
Junto a mi estrella.
-¿Quieres hablar?-
-No-
-Podemos hacerlo, Bela-
-Le dirás a mi madre todo lo que te he dicho- la miré seria -No quiero lidiar con eso ahora, por favor, déjenme tranquila porque lo necesito-
-Llámalo-
-¡Hanna ya basta!- espeté
Me levanté de mi lugar hasta mi puerta y la abrí de par en par.
-No puedes ni siquiera decirme eso, Hanna. Yo lo dejé, yo ya no quiero estar con él, por favor déjame en paz-
Mi hermana negó sintiéndose triste, pero poco o nada me importaban ellas, todos, porque hoy yo quería ser indiferente a todo lo que me rodeara.
Quiero ser egoísta.
Dejaría de ser aquella chica altruista que ellos querían ver en mí, por hoy y ahora, sería la mujer más egoísta. Me la pasaría un tiempo en mi dolor, haciéndome pedazos con cada vez que lo recordara a él, con cada vez que mi mente se atreviera a pensarlo si quiera.
-Me voy- asintió
Se levantó de su lugar y antes de irse me miró, besó mi frente y después se marchó.
Yo cerré mi puerta de un sólo golpe y le puse el seguro para que nadie más viniera a interrumpirme, no me importaba en nada lo que había pasado, ya no.
Me deslice lentamente por la puerta mientras cubría mi boca con una mano para tratar de ahogar el llanto que tenía. Para tratar de guardar mi dolor y hasta para matar aquellos gritos que querían salir de mí.
Estaba más que dispuesta a perderme en mi dolor.
¿Por qué no ser egoísta?
Yo tenía todo lo que quería, así nadie me lastimaría, así no volvería a sentirme como hoy me siento. Pero éso no importaba, no ahora que ya ni siquiera podía sentirme bien con una maldita respuesta de mi cabeza.
Estaba tan dolida, que el sentimiento era más fuerte que mi pensamiento, todo era algo horrible en mi mundo.
No tenía a mi mejor amigo, había perdido una parte esencial de mi vida y podría jurar que se sentía aún peor de lo que sentí cuando Isaac murió.Era el mismo dolor.
Todo comenzó así, me llené de miedo a perder lo que amaba, me sentía sola a pesar de tener a un millón de gente a mi lado; hasta creía que pasaba desapercibida por la vida, que haría lo que yo quería sin importarme nadie. Pero luego llegó Logan y lo echó a perder.
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Isabela, la niña buena ©
Novela JuvenilSer la menor de cinco hermanos y que todos ellos ya tengan una vida hecha y derecha, pero que tú sólo tengas un montón de tiempo libre y una pelea cada mañana de cada día de la semana de toda tu vida. Eres Isabela Williams. La hija menor de la famil...