Logan
-¿Por qué siempre es lo mismo?-
Me repetía a mí mismo cada vez que llegaba a casa.
Parecía que éste maldito lugar sólo me ponía de un humor de perros. Odiaba la comida, odiaba la escuela y hasta el aire que respiraba era el peor que jamás había sentido en un lugar.
Estaba en Nueva York, en un departamento que mi madre había conseguido para mí, pero que yo aún sentía como el lugar más frío del mundo.
Desde que llegué, todo se me hacía extraño y me era difícil el acostumbrarme a un lugar como éste. Extrañaba mi casa y mi cama, quería volver con mi familia, pero me había prometido que lo haría sólo de dos formas.
Si el dolor me ganaba y si es que jamás me acostumbraba a éste maldito lugar.
Lo que más extrañaba eran los brazos de Bela y que yo por orgullo rechace.
Sabía que debí haber dado la cara la noche en que ella me pidió disculpas, sabía que nunca debí correr y también sabía que a pesar de todo yo la amaba aún como ayer.Quizá más.
Quería regresar, pero me prometí que no lo haría y menos sabiendo que ya había llegado hasta aquí.
Sé que Bela al final lo intentó, pero estaba tan lastimado que no quise ver lo que por fin ella había logrado. No sé que pasó, lo único que en verdad sé es que la amo más que a nada en éste mundo y que ahora mismo ése amor me estaba matando.
Quise llamarla, verla una vez más, pero simplemente no podía hacerlo sin sentir dolor y es por eso que me vine hasta acá lo más pronto posible.
Tenía que hacer algo ahora con mi vida, le prometí una vez que no desperdiciaría ésta oportunidad y eso era lo que iba a hacer. Me quedaría aquí a luchar por mi futuro.
Aunque eso implicara alejarme de ella.
Sentía que el estar aquí por el tiempo que fuera necesario sería lo mejor para que ambos pensáramos las cosas, para que ambos decidiéramos cosas importantes y después estaría nuestra relación.
¿Y si no?
¿Y si ella encontraba una mejor decisión? ¡No! Me negaba a creer que alguien le diera tanto a Bela como lo hice yo, no quería que Bela mirara a alguien como yo deseaba que me mirara a mí.
La amaba.No podría tolerar que al volver ella ya no estuviera para mí.
Estar aquí era una bomba de tiempo. Una granada que detonaria al volver a verla porque sabía que en cualquier momento lo haría y ambos tendríamos que hablar si es que todavía ella lo deseaba.
No pensaba regresar en al menos un mes, el mismo tiempo en el que puedo tramitar mi cambio hacia la universidad que está en casa. Porque algo era seguro.
Yo iba a volver cueste lo que me cueste.
Aquí no tenía lugar, me sentía sólo y casi a nadie le hablaba por lo mismo de que yo no era muy fácil. Si alguna vez lo fui, ahora decidí no serlo para no apegarme a éste infierno y volver a mi hogar sin ningún remordimiento.
Ella me ama. Yo lo sé.
Extraño su cálida sonrisa y los abrazos inesperados que a veces solía darme al caminar e incluso nuestras peleas en el pasto en las que siempre la dejaba ganar porque sabía cuanto amaba ganarme al menos en eso.Todo era distinto.
Pero la noche de la carrera yo no... Pude. Simplemente me asusté y no quise hacer lo que siempre hacía:
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Isabela, la niña buena ©
Roman pour AdolescentsSer la menor de cinco hermanos y que todos ellos ya tengan una vida hecha y derecha, pero que tú sólo tengas un montón de tiempo libre y una pelea cada mañana de cada día de la semana de toda tu vida. Eres Isabela Williams. La hija menor de la famil...