14. - "Decisión"

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Elián no paraba de caminar nervioso de un lugar a otro, con él bailaban las plantas a su alrededor, siguiéndolo.

Dagon se encontraba apoyado contra la pared con los ojos cerrados, parecía meditar la situación. Aunque presentía que en cualquier momento callaría los murmullos paranoicos de Elián.

Dagon me había traído desde el depósito hasta una de las chozas más grandes, ahí habían estado Darío y Elián charlando sobre no sé qué. Dagon fue directo, y en pocas palabras le informó a su hermano lo que me había sucedido en el depósito. Estaba segura que no era para tanto, pero la expresión de Darío me hizo volver a replantearme mi respuesta.

—¿Eso fue lo que pasó? —asentí. Darío soltó un suspiro, frustrado. Su aspecto era diferente a la última vez, su piel estaba pálida, tenía ojeras, y se notaba el cansancio en aquellos orbes oscuros.

—Casi le hago daño... —me lamenté. Puede que Dagon sea un poco cruel, pero definitivamente no quería hacerle daño.

—Estoy muerto, princesa. —susurró él, fastidiado—. No podrías hacerme daño aunque quisieras.

Mordí el interior de mi mejilla mientras bajaba la mirada. Aún me costaba ver a Dagon como un espíritu vagabundo.

—¿Sientes algo? —preguntó Darío, colocando mi mano libre sobre el pedazo de tronco donde me encontraba sentada.

—Nada...

Un cosquilleo en la piel me hizo saltar lejos del tronco. ¡Había sentido algo! Fue como si una oruga caminará sobre mi palma; extraño.

Darío junto sus manos, y adoptó una expresión pensativa.

—Morgan, sé honesta con lo siguiente. ¿Sabes de alguien que pudiera evitar el desarrollo de tu don?

Mi mamá.

El día que Elián fue a nuestra casa, ella me había inyectado un líquido medio blanquecino antes de que las ventanas colapsaran por completo.

Ese pensamiento me puso nerviosa, y triste. No sabía nada de ella desde que Elián me trajo al refugio. ¿Qué habría pasado? ¿Estaría bien? ¿Tendría hambre? ¿Me extrañaría?

—¿Cómo podría saber algo? —pregunté de vuelta—. Desconozco muchas cosas de su mundo.

—Eh, Morgan. ¿Recuerdas algo de tu niñez?

Fruncí el entre cejo. La pregunta no tenía nada que ver con el tema de mi don, ni con la persona que interfirió en su desarrollo. Aunque ahora que lo pienso sólo tenía recuerdos de mi cumpleaños número cinco en adelante.

¿Acaso mi madre también me había borrado la memoría? ¿Cómo lo había hecho? ¿Por qué?

—Recuerdo mi quinto cumpleaños, pero los recuerdos antes de eso son... borrosos.

—¿Qué quieres decir con eso?

Me sobresalté ante la brusca pregunta de Dagon.

—Y-yo... —suspiré—. No lo sé.

—Puedo hacerte recordar. —Dagon hizo un movimiento con su mano, y una de sus filudas dagas apareció. Me estremecí, no pensaba de verdad hacerme daño, ¿O sí?

—Ser sutil nunca fue tu fuerte, aurita. —murmuró Elián negando con la cabeza. Dagon lo ignoró y se acercó a mí, pero Darío lo detuvo antes que hiciera algo, a lo que agradecí. 

—Basta con eso, Dagon. Morgan, sería de gran ayuda que intentarás recordar algo, por más mínimo que sea.

Hice una mueca. ¿Qué tenía que ver mi memoria con mi don? Vale, también tenía curiosidad por los cinco años que no recordaba. Pero una cosa no tenía que ver con la otra, ¿Acaso ellos sabían algo que ignoraba?

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