4.- "Visita" |Primera parte|

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La pila de libros que usualmente estaba al lado de mi cama, ahora se encontraba tirada sobre ésta. En otra ocasión abría resultado normal ya que estaba acostumbrada a leer cualquier clase de libro sobre mi cama, así sea clásico o de ficción, me gustaba matar el tiempo leyendo. No es como si fuera fanática de la lectura, pero era lo único interesante que hacer cuando vivías alejada de la sociedad, cómo sea, esa no era una de esas veces.

Esta era del tipo de ocasiones en las que me sentaba en mi cama tratando de encontrar respuestas donde no las había, ni siquiera en los libros de química básica que había tomado prestado del sótano. No podía entender los símbolos que se encontraban escritos en las anotaciones que mi madre había hecho, y eran demasiadas, no había una hoja que no estuviera resaltada.

Tiré el libro que había estado revisando demasiado frustrada como para continuar. Se suponía que era química básica, bien, pues no tenía nada de 'básica'.

Más y más palabras y gráficos sin sentido fueron mi resultado al abrir otro libro. Empezaba a aburrirme de tener el mismo resultado, cuando llegue a la mitad del libro.

No había nada, literalmente.

Faltaban como unas cinco hojas del medio, lo que me extraño y sorprendió en la misma magnitud, pero lo que me desconcertó de sobremanera fue que en la parte superior derecha estaba el titulo del tema que faltaba en letras minúsculas. 'Mutaciones'.

Sacudí la cabeza, no me interesaba saber sobre algún posible robo de información que le habían hecho a mi madre, quería saber si era posible que una bombilla se encendiera sin ningún sustento de energía. Ya había buscado por Internet, y era casi imposible que pasará como me había pasado a mí. Pensé que quizás los libros que mi mamá alguna vez uso me ayudarían a encontrar la respuesta, ya que en ellos habían mucha más información sobre el tema que en Internet. Pero aunque leyera una y otra vez, sólo me confundía más.

Debía de volver al colegio para poder usar las computadoras de ahí y buscar más a fondo sobre el tema. Lo haría aquí, pero en mi casa no había ni una sola computadora, mi madre así lo quiso, es más, tenía suerte de tener el pequeño celular que hasta ahora funcionaba, tal vez no sea de los más modernos, pero tenía lo básico y eso era suficiente para mí. 

Tome una respiración profunda mirando los libros con cansancio, estaba decidida a encontrar alguna explicación que me dijera lo que había pasado ayer en el colegio, no había podido dormir en toda la noche por eso. En mi cabeza aún se repetía la escena una y otra vez, y mi cerebro no dejaba de crear millones de suposiciones al respecto. Ninguna agradable.

— ¡Cría! —. Escondí ambos libros detrás de mí y me incliné hacía atrás sólo por si acaso. Mi mamá debería estar ahora en su cuarto viendo su telenovela mexicana, no entendía el porqué escuchaba sus pasos dirigirse a la puerta de mi habitación.

¿Y si se había enterado que 'tome prestado' libros del sótano? Me colgaría viva si se enteraba, eso lo sabía.

— ¿Qué pasa? —. Pegunté de la forma más casual que pude mientras mi mamá me veía desde el marco de la puerta con las cejas fruncidas, siempre me veía así.

— Baja —. El rostro demacrado, ojos color miel inyectados en sangre, labios secos y partidos, cabello pelirrojo recogido en un moño desordenado; esa era mi mamá, y todo me indicaba que había estado tomando otra vez —. Tienes visita.

Fruncí el ceño, nunca teníamos visita, ni ella ni yo, nadie deseaba juntarse con el par de locas que viven a mitad de la nada.

— ¿Quién es? —. Ella encogió los hombros con inferencia y regreso a su habitación sin contestar a mi pregunta.

Era tan comunicativa.

Y así había sido siempre, o eso suponía, incluso habían veces en las que ni siquiera me miraba a los ojos al momento de entablar una conversación. Estaba acostumbrada a ello, pero no podía negar que en el fondo sentía una ligera opresión en el pecho ante su indiferencia, ella era mi mamá, y el sentimiento de ser rechazada por tu propia madre era horrible. Porque así me sentía aveces, rechazada.

Limpié una traicionera lagrima que amenazaba con salir y caminé hasta la puerta principal con toda la calma del mundo. Quién quiera que se haya tomado el trabajo de venir hasta aquí para verme, podía esperar unos minutos más.

— ¡Aléjate de una vez! —. Casi me tropiezo al escuchar la voz que provenía del otro lado de la puerta —. ¡Qué te alejes he dicho! ¡No hagas eso! ¡No! —. Abrí la puerta con brusquedad esperando encontrar una escena sangrienta. Lo que no me esperé ver fue a Elián siendo besado por un mapache.

— ¿Qué...? —. El animal se separó de él en cuando abrí la puerta. Elián fulminó con la mirada al mapache que olfateaba el aire buscando algo.

— Uno no puede estar tranquilo sin que un mapache lo intente violar —. Lo mire sin entender absolutamente nada, porque no lo hacía, ¿qué hacía él aquí?

El mapache emitió un ruido que pudo haber pasado como un chillido, sacudió su cola, y empezó a correr lo mas lejos que pudo de la entrada de mi casa.

— ¿No deberías estar en el instituto? — Le pregunté siguiendo al mapache con la mirada. Elián sólo sonrió mostrándome la característica sonrisa de duende por la que muchos de los profesores lo enviaban a detención.

— Debería —. Su sonrísa me estaba poniendo nerviosa, y no sabía exactamente porque —. Pero no pierdo nada distrayéndome un día, ¿qué hay de ti? No creó que seas el tipo de persona que falta un día de clases sólo por un miserable dolor de cabeza.

Dato numero 1: Elián era observador, yo nunca faltaba a clases, porque ir al instituto era la única forma de salir de casa, pero hoy lo había hecho. No quería volver al colegio después de lo que tuve que pasar, no es como si fuera paranoica. Pero intuía que si volvía, ocurría lo mismo, o algo peor.

— Tienes razón —. Admití —. Sólo tenía que cuidar a mi mamá.

Eso no logro borrar su sonrísa, ni siquiera mostró signos de sentirse incómodo. Frunci el ceño, cuando solía mencionar a mi mamá delante de otras personas ellas se ponían incomodas e intentaban cambiar de tema lo más pronto posible.

— Entonces supongo que la cuidaremos juntos, ¿no?

— ¿Qué? —. A penas si había logrado procesar del todo las palabras que habían salido de sus labios. Él se limito a mirarme como si estuviera cansado de hablar, y agito su mochila frente a mi cara. Ni siquiera había reparado en que traía mochila.

— Tenemos que hacer un trabajo, ¿lo olvidas? —. Al no tener respuesta por mi parte, sus ojos marrones se abrieron como dos grandes platos —. ¡Lo olvidaste! ¡¿Pero cómo...?! ¡Si te dije 'Hablamos mañana'!

Parpadee un par de veces tratando de procesar todo, luego lo mire como completa curiosidad.

— Déjame ver si entendí... - Elián tenia las manos en las caderas esperando que hablará. No sé si fue su mirada ofendida, o su pose de diva que me hicieron gracia —. Viniste desde la ciudad, hasta prácticamente la nada... ¿Sólo por un trabajo de Química?

— Básicamente.

Volví mi rostro para evitar que me viera sonreír y me hice a un lado, lo suficiente como para que pueda pasar. Él capto el mensaje y entro a la casa con unos ojos marrones oscuros llenos de una emoción que parecía impropia teniendo en cuenta de que sólo íbamos a hacer un trabajo de química.

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