Ella sólo deseaba escapar, incluso aveces quería escapar de su propia madre. ¿Quién podía culparla? Su madre era una alcohólica que se aprovechaba de sus cualidades; sin embargo, ella amaba a la señora que parecía despreciarla.
Lo que no sabía era...
La emoción me hizo correr más rápido. Si algo se clavo en mi pie derecho, no lo noté. Estaba emocionada, ¡Mi casa estaba cerca! ¡Vería a mi mamá!
No me importaba que ella me mire raro o recrimine algo, la abrazaría tan fuerte hasta que el aire se le salga de los pulmones.
No muy lejos divise el final del bosque, lo que significaba que mi casa estaba más cerca de lo que pensé. Corrí, corrí, y corrí hasta salir por completo del gran conjunto de árboles.
Tomé un gran respiro.
No muy lejos del campo abierto, noté el inicio de la malla que rodeaba mi casa.
Un cálido sentimiento brotó en mi interior, que fue desapareciendo a medida que me acercaba.
La malla... estaba rota.
Los recuerdos del día que dejé mi casa abrumaron mi cabeza.
Me detuve frente de la pequeña construcción de madera.
A excepción por la malla y las ventanas, todo parecía estar igual.
La casa era de un tono opaco, casi idéntico a la puerta del garage, donde mi mamá tenía su camioneta. Parecía estar en buen estado.
Solté el aire que no sabía estaba conteniendo, y me apresuré en entrar.
Había una llave de repuesto debajo de una roca al lado de la puerta, así que no tuve que forzar la cerradura.
Me paralice.
¿Qué había pasado aquí?
¡Todo estaba destrozado!
Los muebles que conformaban la pequeña sala estaban volcados, las plumas de los cojines esparcidos por el suelo. ¡Había tenedores clavados en la pared!
Al llegar a la cocina descubrí el refrigerador saqueado, y el microondas enchufado.
Me dio un escalofrío.
—¿Mamá? —llamé—. ¡Estoy de vuelta! ¡¿Mami?!
Desconecté el microondas, parecía que lo habían usado recién. Me alegré que mi madre estuviera bien como para prepararse algo. Quería hacerle muchas preguntas, pero antes necesitaba un abrazo suyo. Eso me haría sentir mejor.
—Mamá, ¿Dónde...?
Sangre.
Había sangre en el suelo.
No había reparado en eso, hasta que el olor característico de la sangre entró a mis fosas nasales. Tapé mi boca, pero no aguanté.
El olor era tan repulsivo que a penas tuve tiempo de llegar al lavadero y vomitar.
La alarma se encendió en mi cabeza, ¿Dónde estaba mi madre? Debía estar aquí, dejo el microondas encendido. Pero, ahora que lo pensaba, ¿Ella no estaba en problemas cuándo me fui? Había salido de ellos, ¿No?
Limpié mi boca con un mantel que parecía estar limpio, luego lo dejé a un lado, y me dirigí a la habitación de mi mamá.
En cuando llegue allí me di con la sorpresa que, al contrario de la sala, no había daño alguno. Tal vez solo las ventanas rotas, y media botella de licor en el suelo.
Pero... ¿Dónde estaba ella?
No se encontraba en su habitación, así que trate de buscarla en la mía.
Tampoco dio resultado.
Empezaba a desesperarme, por lo que fui buscándola por toda la casa, incluso baje al sótano. No sé cuánto tiempo me tomó, pero la desesperación crecía a cada instante.
¿Dónde estaba?
(...)
Nadie.
Había terminado de buscar, y nadie además de mí estaba en la casa.
Quise gritar.
Quería sacar toda la frustración y miedo que tenía.
Pero no sabía como.
Ni siquiera sabía qué hacer ahora.
Debía encontrarla, eso estaba claro. Pero no sabía por donde comenzar. Y no podía volver al refugio a pedir ayuda, tenía que resolver esto sola.
Ella era mi madre, a quien había prometido cuidar.
Qué curioso.
Me acostumbré a no oír esa voz, escucharla otra vez me provocó un leve dolor de cabeza.
Hice una mueca.
Me encontraba en la cocina, buscando algo de hielo. Aquí no había remedios extraños, debía combatir el dolor de cabeza de forma casera.
Pero antes debía hacer algo con el charco de sangre. No me había atrevido volver a verlo, pero estaba casi segura de que no se trataba de la sangre de mi madre.
Míralo.
No.
Míralo.
No. No, y no.
Míralo.
¡No lo haré!
Míralo.
Suspiré, y me preparé mentalmente para volver a vomitar.
La sangre cubría un cuarto de la cocina.
Sin embargo, no le preste atención a la cantidad de suelo que cubría. Me llamó la atención los trazos dibujados en el líquido carmesí.
Dedos.
Eran marcas de dedos, que formaban tres palabras.
"Feliz Cumpleaños, cariño"
•••
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But no me odien(?)
Acabaré está historia pronto. De hecho está en sus últimos capítulos (?)
Desde el inicio tenía pensado hacer una segunda temporada. Porque, bueno, falta muchoooo por explicar. Además me gusta la inocencia de Morgan kagavskshks. But nada es seguro, ya veré si es una o dos temporadas.
Hasta entonces, aios👀
Les dejo mucho lof
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