CAPÍTULO 1

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El sonido de una sirena de ambulancia se escuchaba a lo lejos, pero por más que intentara, no podía abrir mis ojos.

No podía moverme de donde estaba, solo escuchaba y respiraba con dificultad, no sentía, estaba hecha de piedra.

Luego de lo que sentí una eternidad intentando e intentando abrir mis ojos o siquiera moverme, dejé de luchar.

Era cansando, así que me quede tan solo escuchando a mi alrededor las voces de las personas, y con el olor a hospital impregnado en mi nariz.

***

Por fin mis ojos se abren y puedo admirar una habitación blanca. Lo observo todo a mí alrededor, recordando cual había sido el motivo por el que estaba acá.

Había caído por la montaña, iba con Liza.... ¡Liza! ¿Estará bien?

—¡Que susto el que nos has pegado!— dice mi madre entrando a la habitación. Se acerca a mí y me abraza fuertemente, una que otra lágrima se le escapa— Estuviste 2 días inconsciente, no sabía si despertarías pronto, o si no volverías a despertar. — empieza a llorar más fuerte.

—¿Dónde está Liza?— le pregunto preocupada cuando sus sollozos se van calmando.

—Tranquila, ella está en la cafetería junto a Math, ellos estuvieron velándote día y noche, están descansando. — me contesta y yo asiento.

—Tengo hambre. — le digo sintiendo mi estómago rugir.

Ella sonríe ampliamente, y me pasa una mano por el cabello.

—Te iré a traer comida. — me dice y sale por la puerta.

Me quedo observando la blanca y aburrida habitación, luego me fijo que ya no tenía mi ropa deportiva con la que había ido a escalar, me la habían cambiado por una bata, no tenía nada más que un sostén y mis pantis, de tan solo pensar que los paramédicos posiblemente me vieron como Dios me trajo al mundo, me pongo nerviosa.

Aunque si eran guapos, puede que no me desagrade tanto la idea... ¿pero qué locas cosas dices Mel? Acabas de despertar y lo primero que piensas es en paramédicos ardientes, muy ardientes...

La puerta de la habitación se abre sacándome de mis descabellados pensamientos.

—Mel, estaba tan preocupada y asustada. — dice mi mejor amiga tirándose encima de mí.

—Lo sé, no puedes imaginar un mundo sin mi. — bromeo.

—Nunca más hare caso a tus estúpidos caprichos. — me reprende.

—Lis déjala, acaba de despertar, no la aturdas. — le dice mi novio, Math, apartándola de mí.

Se acerca con una sonrisa y me abraza.

—Te extrañé, estaba tan aterrado de no volver a ver tu hermosa sonrisa. — me dice al oído provocándome escalofríos, amaba escuchar su profunda voz.

Un olor no muy típico de él me hizo retroceder.

—Hueles a perfume de mujer— le digo frunciendo el ceño, mi corazón latió rápido al imaginarme lo peor.

Él me sonríe nerviosamente pero empieza a negarlo.

—No es nada amor, llevamos mucho tiempo aquí y no he querido ir a casa a ducharme, así que la única solución fue que Lis me echara de su perfume— me dice para luego lanzarle una mirada que no pude descifrar a Lis.

—Si Mel, lo último que Math haría en estos momentos es engañarte. — Liza lo defiende.

Yo jamás mencione el engaño...

La Vida que Soñé I || COMPLETA ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora