La Vida que Soñé I || COMPLETA ||

CAPÍTULO 10

— ¿Llevas todo?— me pregunta por milésima vez mi prima cerrando el baúl del auto.

—Si— le respondo por milésima vez rodando los ojos.

—Quiero que sean las vacaciones soñadas, ya tengo al chico soñado solo faltan las vacaciones. — una punzada en el corazón es lo que siento cada vez que escucho a mi prima decir "el chico soñado" refiriéndose a Jules, sé que Jules es lo más parecido a una persona perfecta en este mundo, pero no puedo dejar de pensar en lo afortunada que es mi prima al tenerlo a su lado.

He llegado a la conclusión que la "envidia" que siento es por la decepción amorosa que he tenido recientemente.

—Te estoy hablando Mellanie, ¿en qué piensas?— me saca Karina de mis pensamientos.

—En lo grandiosas que serán nuestras vacaciones— digo con una sonrisa lo más sincera que me ha podido salir.

—Respecto a eso... debo hablar contigo— nos sentamos en el sillón de la sala, no puedo evitar ponerme nerviosa, su tono me hace preocuparme.

—No me digas que estas embarazada.

—No babosa, no estoy embarazada— respiro más aliviada— Es solo que... pase lo que pase en estas vacaciones quiero que sepas que te amo, y que lo he hecho por tu bien, y por qué me obligaron...— no pudo seguir hablando por que llamaron a la puerta de la entrada, mi madre salió disparada a abrirla.

Siempre hacia eso, le gustaba que lo primero que viera la persona detrás de la puerta fuera una sonrisa cálida de su parte.

—Jules, cuanto tiempo sin verte por acá— escuchamos la voz emocionada de mi madre desde la puerta.

Instantáneamente una sonrisa se posó en los labios de mi prima, y un cosquilleo en mi estómago.

— ¡Jul!— grita mi prima saltando a los brazos de él.

Ignoré el sentimiento de dolor que sentí.

Mi madre se me acercó con una sonrisa burlona.

—No digas que no te lo dije— dijo cuando pasó a mi lado y se fue a la cocina.

La seguí, no para averiguar a qué se refería si no porque no quería presenciar la escena de besos dolorosos, dolorosos no para ellos si no para mí.

— ¿A qué te refieres?— le dije a Michelle en voz baja acercándome a ella.

—Sabes a lo que me refiero— me dijo también en voz baja lavando los trastes.

—No, refréscame la memoria.

—Te dije que si lo dejabas en la frienzone luego te arrepentirías— me miró con una sonrisa de autosuficiencia y solo rodé los ojos

—No me arrepiento de nada porque no lo dejé en ningún lugar señorita sabelotodo— recargué mi peso contra el mueble.

—Me di cuenta de cómo te quedaste al ver a Kari saltar a los brazos de Jules, las madres sabemos de esas cosas.

— ¿En qué te basas? ¿Solo en mi mirada? Cualquier persona soltera hubiera reaccionado así— me encogí de hombros.

—No es solo la mirada de solterona necesitada, mi instinto maternal me lo dice— si hubiera sido otra ocasión hubiera estallado en risa, pero ese no era el caso.

—Primero, no soy una "solterona necesitada"— hice comillas con los dedos— Segundo, soy joven y bella, cualquier chico con sentido común se enamoraría de mí, soy un partidazo por si no lo sabías.

—Tienes razón en que eres joven y bella y que cualquier chico con sentido común se enamoraría de ti, pero no el chico que tú quisieras que se enamorase de ti.