—Debes reflejar más tu enojo por el hecho de que haya robado las rosas de tu jardín, no enojarte contigo misma por haber dejado que eso pasara— dice Sam poniendo pausa nuevamente a nuestro ensayo.
—No puedo evitarlo. — le digo acomodándome el cabello.
—Vamos por un helado, a relajarnos y luego volvemos a ensayar. — asiento en respuesta y tomo mi bolso del suelo.
Nos dirigimos al parque caminando, íbamos repasando nuestros diálogos, las personas nos miraban como locas y hacíamos bromas acerca de ello, pasar tiempo con Sam era algo muy tranquilizador y divertido a la vez, te hacía pensar en cualquier cosa haciendo que te desconectes del mundo, eso y que el pensar que eras una persona diferente te ayudaba a desconectar de tus propios problemas.
Entramos a una heladería y pedimos vasos llenos de bolas de helado de diferentes sabores, la dependienta nos sonrió, creyendo que éramos pareja, no nos molestamos de igual manera en negarlo, cada quien creía lo que quería creer.
Al lado de la florería había una cafetería, en las mesas de afuera me pareció ver una cara parecida, mi corazón dio un vuelco al saber quién estaba ahí.
—Mira, ahí está mi primo, iré a saludarlo ¿vienes?— negué lanzándole una mirada suplicando que no hiciera nada para que él se diera cuenta de que estaba ahí.
—Por favor, no digas que estoy contigo— ella asiente con una sonrisa y va hacia la mesa donde Jules se encuentra leyendo, con sus gafas puestas, ¿Por qué tenía que ser tan irresistible?
—Hola primo— Jules levanta la cabeza y sonríe ampliamente viéndola.
Logro capturando su hermosa sonrisa relajada con la cámara de mi teléfono, miro la foto en la pantalla que estaba iluminada, y no exactamente por el brillo.
—¿Estás sola?— apretó los labios suplicando a Dios y a todos los santos que Sam no dijera que estaba con ella.
—No, estoy con una amiga, ella está dentro de la heladería. — Jules asiente y bebe de su café.
—No llegues tarde a casa— bromea.
—Tú eres el que no debe llegar tarde a casa— Sam besa su mejilla nuevamente en despedida, salgo de la heladería tratando de esconder mi rostro entre mi cabello para pasar desapercibida, pero Sam me toma por el codo y entrelaza nuestros brazos.
Volteo a ver y me doy cuenta de que Jules me mira, cuando nuestras miradas se cruzan siento una corriente eléctrica recorrer todo mi cuerpo, él se levanta de su asiento justo cuando nosotras doblamos la esquina, cerré los ojos por un segundo e hice como que nada hubiera pasado.
***
—Ahora toma las flores y estámpalas contra mí. — miré a Sam, confundida.
— ¿Qué?— bajo la cámara y tomo con cuidado las flores.
—Vamos, el profesor dijo que teníamos que reflejar nuestro enojo de cualquier manera posible— me empujó frente a ella— Eso sí, luego es mi turno— me giñó un ojo y seguimos con nuestro diálogo.
Luego de decirnos de todas las cosas que esperábamos que muriera la otra, la escena se termina por fin y Sam dice que el monologo está tomando una buena forma.
—De seguro tendremos un diez— dice Sam con una sonrisa de oreja a oreja mirando las fotografías.
—Con tu maravillosa interpretación, claro que si. — ella rodó sus verdosos ojos y me pasó un brazo por los hombros.
—Eres tan talentosa como yo, así que ambas lo haremos muy bien. — su modestia me recordaba a Jules, había tanto de ella que me recordaba a Jules, quizá era por eso que me agradaba tanto.
—Vamos a cenar algo. — ambas salimos de mi casa para dirigirnos a comprar hamburguesas.
***
Luego de una deliciosa cena con Sam llego a mi casa un poco exhausta y me tiro a mi cama dando un suspiro.
Revisé mis mensajes, un mensaje de mi madre a las cinco de la tarde había sido el último en llegar, diciendo que me iba a dejar la cena en la refrigeradora, ella saldría con Tyler, cabía recalcar que eran las nueve de la noche y ella no había vuelto. Y también que esa comida quedaría ahí para mañana.
Entré a la última conversación que había tenido con él, no podía negar que era para revisar su última conexión.
Algo que me llamó demasiado la atención fue su foto, bueno, no era él quien aparecía.
Era yo, era una foto que Sam había sacado de mi rostro mientras cenábamos con la excusa de que había muy buena luz en aquel lugar.
No sabía si brincar de felicidad o largarme a llorar, quise verla mejor, pero en vez de tocar la foto, toqué en "llamada".
—Mierda, mierda, mierda— digo con las manos temblando, tratando de cortar la llamada.
Corto al terser tono, y siento como el aire vuelve a entrar a mis pulmones.
Tiro el móvil al otro lado de la cama, sin mucha fuerza ya que lo último que quiero es que caiga y se quiebre.
Un mensaje suena al instante, vuelvo a tomar mi móvil y lo leo.
Jules el sexy Black: Feliz noche para ti también, Mel ;v
Decido dejarlo en visto como siempre, me arrepentiría de eso, claro estaba.
Con una sonrisa boba, me levanto de la cama para ir a lavarme los dientes.
Justo cuando voy a entrar al baño, tocan la puerta de mi habitación, seguro era mi madre viniéndome a contar como le fue en su cita.
—Adelante— digo entrando al baño. Lavo mis dientes rápidamente y cuando salgo, mi corazón da un vuelco al ver a la persona sentada en mi cama.
—Es tiempo de hablar, Mel.
Me quedé helada, había deseado este momento durante toda la semana, y ahora que sucedía, no sabía cómo reaccionar, no sabía si salir corriendo o echarme a sus brazos.
Mis piernas reaccionaron solas, eligiendo por su cuenta la segunda opción.
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La Vida que Soñé I || COMPLETA ||
RomancePrimera parte de la saga "VIDA" Sinopsis: Melanie Williams siempre ha sido una chica extrovertida, amigable y llena de vida, a ella le encanta escalar, correr, conocer lugares nuevos, vivir una aventura día a día. Tras un accidente que tiene escal...