CAPÍTULO 24

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En los pocos minutos que Karina llevaba en la cena, ya había hablado con Tyler más de lo que mi madre y yo pudimos haberle hablado en toda una noche.

Hacia todo tipo de preguntas y lo hizo jurar que no le rompería el corazón a mi madre, en cierto punto me estaba quitando ese lugar a mí, pero no me quejaba pues sabía que yo le había hecho algo peor.

Cuando mi prima me miraba yo apartaba la mirada, sintiéndome sucia y no merecedora de que me dirigiera la palabra. Sabía que en el momento en que Tyler pisara un pie fuera de casa, ella me saltaría con preguntas y como sé que soy débil, terminaría diciéndole todo de un solo golpe y acabaría por cagarla el triple en tan solo una noche. Todo me pasa por estúpida, pensé.

—Hija ¿Por qué tienes cara de que te estas aguantando un gas?— me dice mi madre, haciendo que la vista de todos los presentes se dirija a mí.

— ¿Qué?— le digo desconcertada, había oído claramente lo que había dicho, pura costumbre era preguntar de nuevo.

—Dije: ¿Por qué tienes cara de que...

—Si madre, escuché— la interrumpí— Es que... tengo ganas de vomitar... — mentí haciendo una mueca.

— ¿Estas segura de que usaste pro...

—Madre— la interrumpí suplicándole con la mirada que no siguiera y dijera algo que me avergonzara o de lo cual se arrepentiría luego.

— ¿Estas bien?— preguntó Tyler— Puedo hacerte un chequeo rápido si deseas— dijo preocupadamente.

—No es necesario, no me gustaría hacerte trabajar en tu noche libre— dije calmadamente.

— ¿Estas segura de que te encuentras bien prima?— dice Karina mirándome atentamente, me di cuenta de que ella no se tragaba del todo mis mentiras.

—Sí, sí, estoy perfectamente bien— volví a mentir, sin mirarla.

Metí otro bocado de comida a mi boca y de a poco los demás comenzaron a retomar la conversación.

Voltee a ver a mi abuelo, quien me miraba interrogante.

Evité también su mirada, siempre había creído que era una buena mentirosa, pero ahora me había dado cuenta que siempre hay alguien que puede llegar a descubrir hasta el más mínimo error de alguien a la hora de mentir.

***

Mi madre se había llevado a Tyler a dar un "recorrido" por la casa, absurda excusa para decir que necesitaban tiempo para hacer Dios sabe qué.

El abuelo se había retirado con otra excusa "tengo que ir a alimentar al gato", era obvio que iba a vigilar a mi madre cual padre celoso con su hija adolecente. Más que nada porque no teníamos ni un gato.

Eso nos dejaba a Karina y a mi solas, nos quedamos recogiendo la mesa y lavando los platos.

Todo lo hicimos en silencio por un rato, yo moría por hablarle, pero temía decir algo demás.

— ¿No estas emocionada de verme?— fue ella quien rompió el silencio.

Solamente asentí, bien, tenía un plan: jugaría a ser mimo. Totalmente maduro de mi parte.

—¿Por qué te portas indiferente conmigo?— esta vez me encojo de hombros— ¿Jugaras a ser mimo?— asiento— Totalmente maduro de tu parte.

Suspiro pesadamente.

—¿Cómo te la pasaste con tu madre?— pronuncié con temor. Ella sonrió calmadamente asintiendo.

—Bien— me dice sin borrar su sonrisa— Ella me comprendió y devolvió mi tarjeta de crédito, con la condición de que vuelva a la universidad.

La Vida que Soñé I || COMPLETA ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora