La Vida que Soñé I || COMPLETA ||

EPÍLOGO

Cuatro meses después de haber despertado del coma en el que estuve, seguía sintiéndome vacía; no terminaba de entender como era que una persona que mi memoria había inventado se había clavado tan profundo en mí, a tal punto de no poder superar que todo aquello vivido, todos aquellos sentimientos desarrollados en un sueño seguían siendo tan reales, profundos e hirientes a la misma vez.

Había estado enfrascada en mi mundo, me había convertido en una persona distante de mis seres queridos, no había dormido bien desde entonces, así que mi madre me sugirió ir a un profesional por ayuda, a lo que no me negué pues también quería volver a ser yo misma, antes de todo aquello que había sucedido. Me costaba distinguir entre lo que era real y lo que no, había vuelto a imaginar a aquel chico de sonrisa contagiosa y adorables ojos verdes muchas veces, pero me había convencido a mí misma que era producto de mi imaginación.

Luego de unas sesiones con una muy amable psicóloga, ella me convenció de hablar con mi familia acerca de lo sucedido, así ellos tendrían una idea de lo que estaba atravesando, y aunque no entre en tantos detalles, como por ejemplo que seguía enamorada de alguien que había imaginado, al menos todos a mi alrededor eran conscientes de a qué se debía mi cambio de actitud; fue de gran ayuda dejar salir lo que tenía, porque poco a poco volvía a sonreír de verdad y a disfrutar de la compañía de las personas.

Math y yo habíamos terminado dos meses después de haber despertado, fui sincera con él y le dije que ya era la misma persona, al principio se enojó y se negaba a dejarme sola, él realmente quería estar a mi lado para ayudarme a superar el accidente. Lo que él no sabía y yo no le quise explicar era que realmente no tenía ningún trauma del accidente en sí, sino lo que éste había traído a mi mente. Luego se cansó de insistir y aceptó que nos dirigiéramos por diferentes caminos.

Liza me dijo que sería incapaz de hacer algo como lo que yo había soñado, y le creí, porque me había demostrado que así era; por lo que al menos estaba agradecida que—por esa parte— todo hubiera sido nada más que un mal sueño.

La única que sabía de la existencia de Jules Black en mi mente era Karina, ella me dijo que probablemente había imaginado el rostro de alguien parecido que hubiera visto antes del accidente, lo que no creía posible pues no recuerdo haber visto a alguien parecido a Jules antes de eso. No quise darle tanta importancia frente a Karina, pero en mi mente esa posibilidad seguía latente.

Algo que me pareció raro fue ver a alguien parecida a Sam en una de mis clases cuando las retomé; cuando me acerqué a preguntarle su nombre ella me dijo que se llamaba Pipper, y cuando le pregunté si era nueva ella me dijo que habíamos compartido clases desde primer año de la Universidad, me vio como una completa loca y yo me sentí igual, al parecer nunca había estado tan pendiente de mis compañeros hasta ahora. Evité preguntarle si tenía algún pariente en la Universidad porque no quería incomodarla más. Así que la posibilidad de que haya tomado rostros conocidos para imaginar en mi sueño, se volvió más constante en mis pensamientos. Lo que me hacía pensar en que cualquier momento podría encontrar a alguien muy parecido a Jules.

—¿Tienes pareja para la improvisación de la próxima semana?— me dice Diana—una compañera— en cuanto la clase termina, sacándome de mis pensamientos.

—No ¿quieres hacer la buena causa de ser mi compañera?— ella asiente en respuesta y le digo un "gracias" por lo bajo. Sale del salón de clases y yo salgo unos segundos después cuando termino de guardar mis cosas en la mochila.

Es la hora del almuerzo por lo que decido ir a un restaurante de comida rápida cerca del parque de la Universidad. Liza me envió un mensaje diciéndome que nos encontraríamos ahí. No quedaba muy lejos por lo que me voy caminando tranquilamente por las calles soleadas de Nueva York bajo el leve calor de Junio.