CAPÍTULO 28

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—Mel, necesito respirar— dice Karina empujado para que la suelte.

—Perdón, perdón, perdón...— repito una y otra vez sintiendo las lágrimas salir de mis ojos cerrados.

—Lo sé, lo sé— soba mi cabello— Pero debemos hablarlo como las personas normales acostumbran a tratar con sus problemas.

La suelto poco a poco, de reojo miro la puerta, queriendo ir a ponerle llave para que Karina no se vaya.

—Tranquila, no saldré corriendo. — dice leyéndome la mente, sonriendo tímida.

—A estas alturas, no sé ni que pensar— le tomo de las manos y nos guio a sentarnos a la cama.

—He estado pensando toda esta semana— comienza luego de un rato en silencio.

—Yo no quise hacerte daño...— comienzan a decir, pero Karina me lanza una mirada de para callarme.

—Puedo comprender que no lo pensaste en el momento, que Jules te trae loca y no trates de negarlo. Sin embargo, debiste haberlo hablado conmigo, no me duele que te hayas acostado con él, me duele que lo hayas hecho sabiendo que aun éramos pareja, aunque ya no sintiéramos absolutamente nada el uno por el otro— no sabía que decir, no iba a negar que Jules me volvía loca, había pasado hace mucho a fase de negación acerca de mis sentimientos.

—Lo siento, no sabes cuan arrepentida estoy, te seré sincera, no estoy arrepentida de haberme acostado con él, estoy arrepentida de haberlo hecho en el momento en que su relación estaba consumiéndose poco a poco. — ella me sonrío dulcemente.

—Tranquila Mel, te perdono, perdono a Jules, con el que hablé hoy en la tarde— la miré confundida— Nos reunimos en una cafetería hoy por la tarde, le dije que todo estaba completamente bien y que podíamos ser amigos, y que deseaba verlos a ambos felices juntos.

— ¿Cómo...?— no comprendía nada, al parecer a mi prima le había llegado la madurez antes que a mí.

—Admitió que te quiere, y no hace falta que tú lo admitas para que me entere de que también lo quieres— su sonrisa se hizo más amplia.

— ¿Ya no estás enojada?.

—Nunca lo estuve, fingí estar enojada para darles una lección a ambos, desde que volvimos de Los Ángeles empecé a darme cuenta de que Jules no era para mí, me alegra saber que por fin se dieron cuenta de que son el uno para el otro— palmea mi hombro sin borrar su sonrisa.

—Karina... estás loca— una sonrisa va apareciendo poco a poco en mis labios.

—Ahora, duerme que mañana debes madrugar para hablar con Jules— me besa la mejilla y va tirándome poco a poco en la cama para luego arroparme.

—Te quiero prima— le digo sintiendo otro beso en mi frente.

—Duerme bien lindura— apaga la luz de mi habitación y se va cerrando la puerta.

En definitiva, no había entendido un carajo de lo que acababa de suceder.

***

Mi alarma no sonó temprano, así que iba media hora tarde para mi primera clase.

Como era de esperarse, la profesora no me dejó entrar, así que tuve que esperar sentada fuera de la clase hasta que esta terminara y así poder hablar con Sam de lo sucedido anoche con Karina.

Frente a la clase se encontraban los baños de mujeres, del cual se abrió la puerta, donde salieron dos personas arreglándose la ropa.

—Agh, pero si es la mosquita muerta— dice Liza mirándome con mala cara, atrás de ella sale un chico llamado Mason, uno de los jugadores del equipo de football de la Universidad.

—A mí me agrada verte tanto como tú a mí— le digo sonriendo falsamente, me paro del suelo para no dejarme intimidar.

—Hola Mel— saluda Mason con la voz aun agitada.

—Hola Mason— sonrío.

—Por una vez en tu vida, ¿podrías dejar de estar detrás de mis chicos?— dice la voz irritada de Liza.

—Y tú, por una vez en tu vida ¿podrías asistir a clase en vez de meterte al baño con uno y a veces hasta tres chicos?— Mason hizo un intento por salir corriendo de ahí, pero Liza lo detuvo y no le quedó más que mirarme incómodo.

—Te lo he dicho muchas veces, no deberías meterte conmigo— maulló como toda una gata del basurero.

—Y tú deberías de hacerte un examen para comprobar que no tengas SIDA— Mason miró horrorizado a Liza, quien no dejó de verme mal mientras se metían al baño nuevamente. Totalmente asqueroso.

Miré el reloj en la pared, faltaba demasiado para que llegara la hora del almuerzo.

***

— ¿Entonces todo está bien con tu prima?— pregunta atentamente Sam dándole otro mordisco a su hamburguesa.

—Al parecer si, ahora solo estoy esperando algún buen momento para hablar con Jules— suspiro moviendo la pajilla dentro de mi batido.

— ¿Y si haces la cena hoy? Lo llevaré de paseo por ahí el tiempo que necesites para preparar una deliciosa cena.

—Parece una buena idea— me encogí de hombros.

—Saliendo de la Universidad iremos a comprar las cosas que necesites para preparar una lasaña— suelto una carcajada al ver su necesidad por comer algo más que no sea pollo recalentado.

—Nunca dije que eso prepararía— tomo un sorbo de mi malteada y aparto la mirada divertidamente.

—Oh, no, nunca lo dijiste, es lo que harás— la miré con las cejas alzadas, cuando iba a contestar, su teléfono sonó.

Contestó sin ver la pantalla y al escuchar quien era, me volteó a ver y una sonrisa traviesa se extendió por sus labios.

—Justo estaba hablando de ti primito querido— se acomoda a lo ancho de su asiento de su asiento—... si, eran cosas buenas... no, con una amiga... si, regresaré para cenar, de hecho, me preguntaba qué se te antojaba cenar esta noche— rodó los ojos—... si, sé cocinar... algo así... nos vemos primito querido— lanzó un beso a su teléfono y lo volvió a meter a su bolsillo.

—A que no adivinas quien era— dice irónicamente.

—Me la pones muy difícil— digo de la misma manera.

—Manos a la obra que la lasaña no se cocina sola— dejamos el dinero para cubrir los gastos de lo consumido en aquella cafetería, y nos encaminamos al supermercado.

Compré todos los ingredientes necesarios, cruzando los dedos y rezando a todos los santos porque todo marchara bien esta noche.

Bien podía pedirle ayuda a Karina, pero 1) tenía que trabajar y 2) sentía que todo estaba delicado, no quería abusar de la poca confianza que estábamos recuperando.

Así que contaba únicamente con Sam, esperaba no estar tan perdida como me sentía. 

La Vida que Soñé I || COMPLETA ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora