Capítulo 51

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-¿Así que tu eres James Potter? -Preguntó Talinkia, hacia el moreno que permanecía al lado de Lysange y el hermano menor de este, agachó la vista hacia la elfa.-

-¿Has oído hablar de mi? -Se interesó, con una sonrisa que mostraban sus peculiares hoyuelos.-

-Por amo Scorpius, quejándose de ti. -Admitió, devolviéndole la sonrisa, a lo que James solamente esbozó una ligera risa, entretanto levantaba su mirada hacia donde Scorpius se encontraba, para después guiñarle un ojo, molestándole más de lo que ya estaba.-

-Creo que deberíamos irnos, Hera ya sabes. -Comunicó Tricia, la Huntress asintió, todos los presentes parecieron darse cuenta a lo que se refería, menos Lysange y James, la primera ni escuchó lo último dicho por la directora del orfanato, ya que comenzó a andar hacia donde se encontraba su mejor amigo, antes de volver a abrazarle, como despedida.-

-Estate bien ¿de acuerdo? -Pidió Adam, Lysange no hacía más que asentir, debía de estar bien, y ella lo sabía, por su amiga, que ahora descansaba.-

Adam y Tricia decidieron retirarse, no debían de hacer nada más en esa mansión, el resto era cargo de Harry, Draco, Hermione y Hera, contando a Narcissa y Lucius, que también se encontraban presentes junto a los jóvenes Scorpius y Albus. Hera fue quien se aproximó hacia los dos adolescentes, preocupada por la noticia que se anunciará segundos después

-Lysange, hay otro caído, Pansy Parkinson, anoche, de nuevo parece ser obra de Omniora, de los mortífagos, se han juntado con los Viruths de América del Norte y andan escondidos por Inglaterra, no se sabe en donde concretamente, los aurores son los que van en busca de ellos, invisibles para los muggles, no sé si tendrá algo que ver contigo, con vosotros, al principio se pensaba que tu única preocupación sería tu Henki, de momento aún lo es, hasta que se averigüe verdaderamente las intenciones de los mortífagos. -Explicó, lo mejor que pudo.-

Lysange, al tiro, volteó su mirada hacia su padre, de quien tenía entendido que compartía una buena amistad con Pansy Parkinson, desde siempre, su semblante desconsolado que parecía ocultar fue el que la destrozó, a Draco no se le veía nada bien y Lysange no se había percatado de ese detalle, hasta que supo sobre Pansy, dedujo el porqué su padre no había hablado del tema, sería ya demasiada presión para unos hombros tan jóvenes como eran los de la pequeña serpiente. Sin embargo, Lysange se sintió dentro de lo que cabía aliviada, al observar que junto a su padre, permanecía su madre, de unos más de ocho meses de embarazo, también pudo apreciar como las manos de sus padres estaban entrelazadas, mostrando al resto de los presentes el mutuo cariño que sentían, como si nada se pudiese interponer entre ellos dos.

Al momento, notó que él acariciaba su brazo derecho, sabiendo todo por lo que estaba pasando, después de la muerte de su amiga, la confesión de Tricia Dumbledore, el temor del siguiente ataque de quien quería dominarla, y ahora esto, él podría comprenderla, y eso, en su más profundo parecer, ella lo admiraba, admiraba ciertos aspectos de James Sirius Potter, pero claro, eso no lo revelaría nunca. Más que eso, se dejó proteger, dejó que él se arrimara aún más hacia donde ella se situaba, con sus pies en el suelo de mármol, fija y segura de todo, James apoyó su barbilla sobre el cabello rubio bien cepillado de Lysange, antes de comenzar a entretenerse con algunos de sus mechones, realmente Lysange no era consciente de ese hecho pero ¿él se había convertido en el único ser en este mundo que podía jugar con su cabello? ni a Mason cuando iban de novios le permitía tal acto.

Por parte de Draco, al segundo se vio en quien apoyarse en ese difícil momento, sabiendo de que en unos pocos días sería el entierro de su mejor amiga. A su lado derecho su madre, a la mujer que más admiraba de todas, quien le demostró que la sangre no lo era todo, y que dio lo que más pudo por él, recordando que fue en ella, en su madre, en quien se refugió cuando comenzó a enamorarse por primera y última vez, con no más de doce años, hasta, se podía decir, que hasta siempre. A su lado izquierdo, ella, su sabelotodo, su insoportable inmunda sabelotodo, su moneda contraría, Hermione Jean Granger, la misma en la que confiaba, porque realmente, Draco Lucius Malfoy, sí confiaba en alguien, y esa era ella, a la que se aferró al enterarse de la muerte de Pansy, Hermione fue la única persona, sin nombrar a su madre, que le vio en su pésimo estado.

Lysange Malfoy (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora