Rubios

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-Disculpa ¿Puedo hacerte una pregunta?- Habló el hombre que se acababa de bajar del precioso Aston Martin DB5.

-Ya la hiciste, y ahora si no te importa, me gustaría admirar este hermoso...- Las palabras de Tony se perdieron en algún punto desconocido de su mente al alzar la vista y ver al hombre parado frente a la puerta abierta del automóvil.

Era guapo sin duda, quizás no tanto como el primer chico rubio, pero sí era muy guapo, con un excelente cuerpo, unos penetrantes ojos azules... Y una anticuadísima ropa que bien podría ser de su abuelo, eso le quitaba bastante el atractivo, no todo podía ser perfecto.

-No me digas que tú también estás buscando a la reina de las nieves- Tony se cruzó de brazos en una pose totalmente desinteresada, cambiando el peso de su cuerpo sobre una pierna a la otra, no pensaba coquetearle a otro rubio y que éste terminara buscando al tal Loki.

-¿Reina de las nieves?- Preguntó confundido el rubio, eso le sonaba a alguien que vendía helados y él definitivamente no estaba ahí para comprar helados.

-Sí, como sea, si no es a él a quien buscas ¿Qué quieres en un lugar como éste?- Tony dio una escrutadora ojeada al alto rubio que tenía en frente, alzó la ceja esperando respuesta, esa noche no podía ir de mal en peor con otro hueco rubio que solo le haría perder el tiempo.

-¿Él?, pensaba que era una ella... ya sabes por lo de "reina"...- El rubio hizo énfasis a la última palabra haciendo comillas con sus dedos también, no es que fuera homofóbico ni nada, pero es que aún no se acostumbraba del todo a esos temas sensibles, según él.

-Escucha cariño, si no estás aquí para consumir será mejor que desalojes el negocio, porque me espantas a los clientes- y con un simple gesto de su mano hizo como si corriera a cualquier animalillo perdido que se le acercara.

El rubio escuchó perfectamente lo que acababa de decir ese chico, "consumir", "negocio", "clientes"... Oh sí... estaba en una de esas esquinas donde los hombres abordaban a personas que tenían que recurrir a un denigrante trabajo, todo por conseguir un poco de dinero. Y ese pobre chico era una de esas pobres almas que habían caído en ese tipo de circunstancias. Y lo peor de todo es que era terriblemente guapo, esos ojos grandes y expresivos con un hermoso color chocolate, ese cabello castaño que se notaba bastante suave, esa piel acanelada que no era tan típica de New York, esa forma agria de hablar y esa condenadamente adorable estatura compacta, por no decir pequeña. Cuanta ternura sometida a esos terribles oficios...

Bueno, ese rubio estaba a punto de darse cuenta que no todo lo que brilla es oro, y en este caso no todo lo que parece desdicha lo es, porque Tony Stark es la excepción a todo...

Tony se quedó parado en su lugar esperando un par de segundo a que el rubio se fuera y cuando no escuchó ni vio movimiento alguno por parte del otro se dio por vencido, se giró sobre sus propios pies ya dispuesto a marcharse.

-¡Espera, necesito un mecánico!- Y eso bastó para detener toda acción del castaño.

-¿Mecánico para qué?- preguntó Tony dudoso, pero aun así dándole la espalda al otro.

-Para este auto- El rubio señaló el auto con obviedad -Conducía hacia el Hotel Grand y me perdí, me detuve para preguntar por direcciones y cuando intenté volver a arrancarlo hizo un ruido extraño y solo avanzó unos cuantos metros, así es como llegué hasta aquí...-

Tony enseguida se dio la vuelta, era su oportunidad para tocar ese precioso modelo de auto, abrirlo, sentir el motor entre sus manos... ¿A quién engañaba? Si ese Aston Martin DB5 fuera una persona se lo follaría una y otra vez hasta cansarse de hacerlo, ¿Enfermo? Para nada, tal como dijo, si ese auto fuera una persona... pero como no era ese el caso, se conformaba con que se lo follaran en el interior de ese auto, tal vez si ayudaba a ese hombre...

Pretty BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora