Errores

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La mañana llegó y con ella la poca resaca obtenida de la noche anterior gracias al alcohol fino que tomó descuidadamente. Se preguntó si el dolor de cabeza que le jodía en ese momento era debido a eso o al pésimo encuentro que tuvo con su tormentoso pasado. De cualquier forma, era un nuevo día y tenía que afrontarlo con ánimo, pues, en su pequeño mundo estaba creciendo el bonito sentimiento del amor. Nublado solo por el pensamiento insano de no ser correspondido. Sin embargo, tenía una vana oportunidad de esperanzarse al recordar las últimas palabras de Bruce antes de dar por finalizada la conversación acerca de sus sentimientos recién descubiertos: "Primero, asegúrate de saber la verdad de Steve."

Palabras de doble filo, pues, si bien le hacían albergar un poco de fe, la duda se juntaba y no sabía a ciencia cierta si le agradaría o le rompería todas sus ilusiones de una vez por todas.

Recién bañado y vistiendo unos vaqueros baratos y una sencilla camiseta de algodón negra salió temprano del pobre apartamento en el que vivía. Llevaba el carísimo esmoquin colgado en una percha y guardado en una bolsa de plástico negra especial para trajes, cortesía de su amigo Bruce. Era solo para transportar la ropa y que no sufriera ningún daño en el camino, porque, aunque Steve le dijo que era suyo, Tony no quería aprovecharse y pensó que regresarlo sería la mejor opción, además tenía que devolver el reloj que llevaba bien guardado en uno de los bolsillos del pantalón. Agradeció que el transporte público a esa hora no era tan concurrido, faltaba poco más de una hora para que la mayoría de los asalariados empezaran su rutina de trabajo.

El hotel en el cual vivió por una complicada y placentera semana con Steve estaba a unas cuantas calles de distancia, diez minutos si el autobús no se demoraba tanto entre parada y parada. Llegó sin muchos contratiempos, el autobús se detuvo en la parada que estaba a unos cuantos pasos de la entrada principal. Coulson al ver de quien se trataba no dudo en saludarle con una enorme sonrisa y abriendo la puerta; Tony por puesto atendió al saludo y entró. Encontrándose casi de inmediato con el gerente del hotel. Fury era un hombre misterioso, pero muy amable.

—Señor Stark, es el primero en llegar. — Dijo sin tanta palabrería. Seguramente eso era lo que a Tony le interesaba saber, Fury lo dedujo al ver que no llegaba junto a su huésped estrella.

—Así que Steve aun no llega... Supongo que tendré que esperarlo en recepción— Tony se encogió de hombros, de todas formas, no tenía una llave para entrar a la suite y tampoco quería esperarlo en el restaurante del hotel tan temprano, mientras, seguramente, la gente desayunaba, él tendría que esperar mientras su estómago se resentía por no haber desayunado nada.

—Por suerte para usted, el señor Rogers autorizó el uso de una llave extra. Además, tengo ordenes de servirle cuanto usted pida. — Cómo si le leyera el pensamiento, Fury sacó una tarjeta de acceso a la suite se la extendió a Tony y este la tomó con un poco de sorpresa mal disimulada en el rostro. Nunca espero que Steve fuera tan precavido.

Con un corto asentimiento de cabeza, el gerente dejó a Tony, que en seguida se dirigió a la suite de lujo. Si Steve le daba todos esos beneficios aún, significaba que quería verle. La llama de la esperanza ardió con más intensidad.

Subió a la habitación, colgó el traje que usó la noche anterior en una percha fuera del armario, buscó las bolsas de compras que hizo durante toda la semana y se dispuso a ordenar lo que se llevaría, porque, después de todo, Steve no necesitaría usar esa ropa que ni siquiera era de su talla. Acomodó todo entra varias bolsas y notó que a penas sí había pasado media hora desde que llegó.

Estaba solo en la el cuarto, cómo ya se había vuelto costumbre, se suponía que Steve le pagaba para hacerle compañía, pero haciendo memoria de todos los ratos que pasaron juntos, no eran exactamente los más románticos, tampoco los más íntimos, en cuanto a sentimientos se trataba. Su relación se basó en el sexo y a Tony nunca pareció molestarle ese hecho, sin embargo, ahora que sabía lo que realmente sentía por Steve, deseó haber podido ahondar más en la relación.

Pretty BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora